Cómo fue la formación de Italia y Alemania después de la revolución de 1848?
Respuestas a la pregunta
En Alemania, el movimiento de 1848 adquirió, por una parte, un signo nacionalista, y por otra, un signo democrático y liberal.
La amplitud de la crisis económica de 1846-47 señalan el inicio de las revueltas del 48 en Alemania. Primero son revueltas campesinas, provocadas por la crisis económica y, seguidamente, son revueltas de la burguesía industrial y comerciante que reclaman con violencia la convocatoria de un parlamento electo (→ En Berlín consiguen que el monarca convoque por sufragio universal una Asamblea constituyente. Esta victoria de los insurrectos de Berlín provoca nuevas revueltas y nuevas concesiones en otros estados).
Con el compromiso de no tomar decisiones contra los monarcas se acuerda la celebración de una Asamblea en Frankfurt (mayo 1848). Formada principalmente por notables e intelectuales de ideas liberales y unitarias, ya desde el principio se aprecian claramente las diferencias entre los liberales (partidarios de monarquías reformadas y de asambleas que no se reunirán de forma periódica) y los demócratas (partidarios de una República federal). La Asamblea no tuvo la suficiente fuerza para imponer sus puntos de vista, de modo que hubo de consentir en la continuidad de las instituciones estatales tradicionales y, en particular, de las fuerzas armadas de cada estado. Divididos entre las presiones de Austria (que había sofocado la revolución en Viena) y Prusia, los parlamentarios acabaron ofreciendo la corona imperial al monarca prusiano (Federico Guillermo III), que la rechazó, en parte por no deber su trono a una asamblea elegida, y en parte también porque temía que Prusia quedara diluida en el nuevo Imperio. Este rechazo provocó, en un breve plazo, la disolución del Parlamento. En Berlín, la persistencia de una agitación hizo que el rey prusiano pactase con la aristocracia y con el ejército, reprimiendo duramente a los sublevados. La reacción se generaliza en todos los estados alemanes que vuelven a su situación de principios de 1848.
En 1831, el ejército austríaco había ahogado los movimientos insurreccionales de los patriotas italianos inspirados por la revolución francesa de 1830. El nuevo rey del Piamonte, Carlos Alberto, despierta esperanzas entre los patriotas, pronto desvanecidas. Entre 1831 y 1846, la `Joven Italia', el grupo fundado por el genovés Giuseppe Mazzini fomentó una serie de insurrecciones, mal preparadas y todavía peor ejecutadas, condenadas al fracaso. En 1846 fue elegido como papa Pío IX, favorable al Risorgimento. Durante su papado y bajo la presión de los liberales, una oleada de reformismo institucional y jurídico atravesó la península italiana. Pío IX concedió una amnistía para delitos políticos, establecimiento de una Consulta que recogería los deseos de la población, libertad de prensa... Leopoldo II en Florencia y Carlos Alberto I en Turín moderaron el absolutismo.
La revolución de París de 1848 impulsó el movimiento y lo radicalizó, así como la correspondiente secuela de motines en Viena y la dimisión de Metternich. Venecia se sublevó, y el pueblo de Milán, amotinado contra los austríacos, obligaba, después de cinco días de lucha por las calles (las `cinque giornate', 18-23 marzo), a las fuerzas austríacas de Radetzky a evacuar la capital lombarda. Toda la Italia revolucionaria se movilizó electrizada por los sucesos de Milán y Venecia