cómo fue la construcción de nuestra identidad Argentina?
Respuestas a la pregunta
A 200 años de la independencia Argentina, nos encontramos reflexionando sobre la identidad nacional e inmediatamente surge el interrogante que nos hace pensar desde dónde deberíamos partir, como para iniciar este análisis, en ese largo y complejo proceso de búsqueda de construir una identidad para nuestro Estado Argentino. Tal vez entonces sea ésta una ocasión propicia para preguntarnos qué ocurrió el 9 de Julio de 1816 y qué significa para nosotros, los argentinos, este aniversario. Nos encontramos con distintas miradas y perspectivas vinculadas a este momento histórico relevante, pero no debemos olvidar que lo que estamos celebrando hoy es el inicio de la independencia; es decir de la autonomía de nuestro país como una Nación. Una autonomía que presuponía una comunidad unida, no sólo por habitar el mismo territorio, sino también representaba un acuerdo de toda su gente en torno a un proyecto común, solidificado por una identidad nacional.
Si bien fue el 25 de mayo de 1810 cuando se dio inicio al proceso revolucionario que culmina con la independencia, pasaron seis complejos años hasta poder llegar a ese 9 de julio de 1816, para empezar a expresar ideas de libertad y poder darle una forma concreta al poder político que empezaría a representar a los ciudadanos independientes del poder español. Es por eso que 1816 va a marcar un punto de partida en relación a cómo establecer y definir una estructura de poder político para regir en el territorio independiente, y como parte de esa construcción, aparece la necesidad de ir definiendo una identidad nacional. Sin lugar a dudas, este momento constituye, a su vez, el inicio de la construcción de una identidad para el pueblo argentino, de algo tan complicado como necesario y que estuvo ligado a la búsqueda de que aquellos que se convertían en ciudadanos libres e independientes, se identificaran con la nación de la que formaban parte.
El proceso de la declaración de independencia y posterior emancipación respecto de la metrópoli colonial implicó la sustitución de todo un orden simbólico por otro y la necesidad de crear nuevas imágenes y representaciones vinculadas a las nuevas ideas que se plasmaban en la sociedad. Todo un conjunto de emblemas y símbolos que, en el contexto y la dimensión visual del período de la independencia, representaban nuevas imágenes simbólicas que enfatizaban en la construcción de ideas y sentimientos de nación. Por supuesto, en el camino abundaron diferentes elementos que fueron entorpeciendo ese proceso de construir y consolidar una identidad, que fuera representativa y que lograra unificar. Lo que queda claro es que, si bien la independencia fue un momento clave, como parte del mismo proceso se debía construir una identidad.
Debemos tener presente que, en paralelo a los sucesos políticos, la guerra de la independencia y las disputas sobre la soberanía y las formas de organización fueron surgiendo otras formas de identidad, de carácter regional y local, que convivieron, muchas veces en forma conflictiva, con el ideal de la identidad nacional. Sólo con el transcurso del tiempo y de los sucesos históricos, en una parte del territorio que había formado parte del Virreinato del Río de la Plata, se afianzó una identidad política nacional argentina que contribuyó decisivamente a la formación de un Estado nacional. De todos modos, la construcción de esa identidad nacional es un replanteo permanente que seguimos debatiendo aún hoy, a 200 años de la Independencia.
Muchas fueron las disputas y las diferencias expresadas en la sociedad que permitieron que el territorio que integraba aquella vieja colonia se transformara en una república. Esa revolucionaria idea de la época, la de constituir un pueblo soberano, fue en sí mismo un largo y costoso proceso, que permitió la construcción de una identidad definitiva como Nación. Al finalizar el siglo XIX, nuestras fronteras estaban consolidadas y las instituciones del Estado se iban definiendo y al inicio del XX, nuestro país había logrado integrar una gran corriente inmigratoria. Si bien la inmigración fue un aporte necesario para nuestro país, principalmente si lo pensamos en contextos donde escaseaba la mano de obra, la identidad nacional debía reforzarse cuando la variable inmigración se ponía en juego en el escenario argentino.
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