Como fue el establecimiento de las ciudades españolas durante la colonia?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Es conveniente recalcar que a la llegada de los españoles no se encontró ningún poblado construido por los indígenas, que sirviera de base para la edificación de ciudades, a la manera de lo acontecido en México o Perú. Aunque esto no sucedió, fue definitivo para el desarrollo de los distintos asentamientos urbanos la existencia de diversos núcleos de población indígena con niveles relativamente avanzados de cultura, por rudimentarios que ellos fueran, ubicados en regiones que habían permitido un sostenido crecimiento poblacional durante siglos, que habían garantizado los medios necesarios para la subsistencia, como es el caso de la región de los Pastos y la Cordillera Oriental, en especial el Altiplano Cundiboyacense. En estas regiones de alta densidad de población llegaron los españoles a juntar, a agrupar a los indígenas en lo que se llamó genéricamente pueblos de indios, y en algunos casos sobre ellos fundaron ciudades. La sociedad colonial se organizó rápidamente en una estructura jerárquica en que predominaba el modelo ideal de la conformación de dos “repúblicas”: la de los blancos en los núcleos urbanos ordenados en ciudades, villas y lugares; la de los indios en los pueblos.
Cada sociedad, en una época determinada y en el marco de un sistema económico específico, produce un cierto tipo de ordenamiento del espacio. Así como las estructuras económicas y sociales se transforman a lo largo de la historia, lo mismo sucede con las estructuras espaciales, las cuales interactúan permanentemente con las primeras.
8En nuestro caso, igual que en el resto de Hispanoamérica, España dominó las áreas descubiertas fundando ciudades. Un nuevo núcleo urbano significaba la posesión de tierras y la sujeción de los pueblos que las habitaban. Desde las ciudades se organizaba la explotación de las regiones conquistadas y se administraban las unidades económicas.
En el actual territorio de Colombia, los conquistadores fundaron numerosos centros urbanos desde los cuales ejercían su poder, delimitados por un complejo sistema de circunscripciones de lugares, parroquias, villas y ciudades. La necesidad de mantener vínculos estrechos con la metrópoli hizo que los españoles otorgaran considerable importancia a ciertos núcleos urbanos, tales como puertos marítimos y fluviales, que actuaban como enclaves económicos y militares. Además, la distribución de los recursos económicos y demográficos también constituyó un criterio nada despreciable en el proceso de fundación de ciudades.
Las ciudades hispanoamericanas, al igual que las del imperio romano en la Europa occidental, estuvieron determinadas por las necesidades de una metrópoli distante, que requería la creación de ciudades a imagen de ella. En los dos casos eran unidades territoriales urbano-rurales; urbanización y cultivo de la tierra se hacían simultáneamente. En ambos casos, el correspondiente rural del centro urbano era el latifundio, controlado por un propietario de residencia urbana. El latifundio servía como extensión de la ciudad en la aculturación y organización de la mano de obra rural. En las ciudades hispanoamericanas la simbología, la plaza, la retícula, el rollo desempeñaban un papel determinante en la tarea de “civilizar” los pueblos nativos.
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