Historia, pregunta formulada por mosha18, hace 9 meses

COMO FUE EL COMERCIO DE LA PLATA ENTRE LA NUEVA ESPAÑA Y LOS DIFERENTES PAISES DEL MUNDO

Respuestas a la pregunta

Contestado por YHEFERHUAMANZAMORA
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Respuesta:

América ingresó al juego global de intercambios de las economías del mundo preexistentes. Lo hizo, fundamentalmente, a partir de la creación de ejes geohistóricos que unieron el continente con Asia, por el Pacífico, y con España/Europa, por el Atlántico. Hasta hace pocos años, los estudios sobre la participación mercantil de América en el escenario mundial de comercio se limitaron a su orientación trasatlántica, en una unilateral visión de los contactos ya sea con España mediante el comercio legal, o con Europa, plasmado en el contrabando o los permisos autorizados.

Desde un abordaje atlántico europeo, podemos distinguir dos grandes ejes que configuran el espacio americano para su contacto con el exterior. Uno de ellos es el que conectaba a Europa/España con el puerto de Veracruz en el virreinato novohispano. De Veracruz el eje proseguía por vía terrestre hasta su centro, la ciudad de México, alcanzando la otra orilla del espacio virreinal: el puerto de Acapulco. Fue un eje novohispano horizontal que unió a dos mundos marítimos muy diferentes en su naturaleza y características, el Atlántico y el Pacífico. La ciudad de México, mediante el poder de sus comerciantes, se convirtió en el epicentro del eje, articulando las economías mercantiles de ambas áreas de navegación marítima. Ciertamente, el eje novohispano se conectó con el mundo atlántico español, sujeto a las grandes escuadras comerciales que descansaban previamente en La Habana, antes de llegar a la costa veracruzana: las flotas de Veracruz. Los cargamentos enviados desde Sevilla (y más tarde, Cádiz) hacia el Sotavento fueron controlados por los mercaderes peninsulares, quienes monopolizaron las exportaciones de los productos europeos y españoles para el consumo novohispano. Los grandes comerciantes de la ciudad de México, protegidos y amparados en el Consulado, monopolizaron la distribución de los bienes europeos por el mercado interno virreinal, y la exportación de plata como forma de pago. Además de conectarse con las rutas del contrabando con las diversas potencias europeas en el Caribe y hasta Norteamérica, el eje novohispano se enlazó al mundo del Pacífico gracias a las navegaciones realizadas por el galeón de Manila. La movilización comercial por ambos puertos (Veracruz y Acapulco) fue operada por los comerciantes de la ciudad de México, colocando a dichos agentes y a dicho espacio en una posición geopolítica privilegiada en el comercio global, en el centro económico hispanoamericano para los contactos directos con Asia y Europa. El eje novohispano, además, gravitó profundamente en el espacio sudamericano, en particular con Perú, a partir de los contactos (desde 1630 ilegales) entre Acapulco y el puerto peruano del Callao.20

El segundo gran eje geohistórico trasatlántico se construyó entre España y Portobelo (Panamá), con su extensión por el Pacífico hacia la ciudad de Lima. El eje sudamericano partía desde España, viviendo su primera articulación económica en Portobelo, con ferias celebradas en Panamá. Desde allí y por vías marítimas y escalas circunstanciales en Guayaquil, el eje transitaba por el Pacífico sur hasta concluir en el puerto de El Callao, punto importador y exportador del centro económico y político del virreinato de Perú: la ciudad de Lima. Dos importantes espacios, como lo fueron Santiago de Chile y Buenos Aires, necesitaron derroteros, vías de prolongación, para poder unirse al funcionamiento del eje Portobelo-Lima. El primero de ellos se configuró por vías marítimas, conectando al puerto del Callao con Valparaíso, punto costero más cercano al centro de Santiago. La extensión del eje sudamericano fue el que se edificó entre Lima-Potosí-Buenos Aires. La ciudad puerto del Río de La Plata, además de constituir un punto de entrada de esclavos hacia el interior de Sudamérica, fue el canal de ingreso de bienes europeos, y de salida de plata potosina mediante el llamado contrabando portugués, que operaba por el Atlántico sudamericano y desde Brasil. Es decir, fue un flujo -al igual que el construido entre México y Perú por el Pacífico- que amenazó el statu quo mercantil del imperio sustentado en el esquema monopólico español de las flotas y ferias de Portobelo y Veracruz.21

 

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