cómo está organizado el contenido de un reglamento
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De la más importante ala menos importante
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Ser específico. Ir al grano en sus puntos y no perderse en informaciones no pertinentes.
Ser ordenado. Las partes de un reglamento deben leerse conforme a un orden lógico, que permita a sus usuarios buscar directamente la información específica que desee, al mismo tiempo que tener un panorama general de las reglas.
Ser imparcial. Dado que hablamos de normas o leyes, está claro que deben ser objetivas y precisas, sin favorecer a priori a nadie.
Ser claro. Debe estar perfectamente escrito, de manera legible y comprensible sin necesidad de aclaraciones, traductores, claves secretas u otros documentos.
Ser de común aceptación. Todos los individuos a los que atañe el reglamento deben conocerlo por igual, dado que no se puede acatar normas que se ignoran.
Ser explícito. Las normas de un reglamento deben estar redactadas de manera clara y frontal, no tácita o insinuada.
Tipos de reglamento
Puede haber millones de formas de reglamentos, adaptados a cada ocasión o necesidad. Pero de manera muy general, podríamos distinguir entre dos tipos de reglamentos:
Reglamentos generales. Plantean un marco amplio de normas y conductas a seguir, sin hacer énfasis en detalles o particularidades. Por ejemplo, el reglamento general de orden público de una ciudad, o el reglamento de un deporte olímpico.
Reglamentos internos. Aquellos que son propiedad de una empresa, organización o club de cualquier tipo y por ende sólo aplican a quienes hacen vida en dicha organización. Por ejemplo, un reglamento interno de debates del Parlamento Nacional.
Partes de un reglamento
Los reglamentos usualmente contienen todos o algunos de los siguientes ítems:
Encabezado. Muestra el título, subtítulo o aclaratorias que anticipen al lector cuál es la finalidad del reglamento o su ámbito de acción.
Preámbulo. Aquí se ofrece una explicación del tema que abordará el reglamento, o de su necesidad, o cualquier cosa que el lector necesite saber de antemano.
Capítulos o segmentos. Las partes que componen el cuerpo del reglamento, ordenados generalmente de lo más simple a lo más complicado, o de lo más general a lo más particular. Por ejemplo, puede comenzar con algunas definiciones para asegurarse de que todo el mundo entienda a qué se refieren los términos que vendrán a continuación.
Artículos o apartados. Partes más pequeñas dentro de cada capítulo o segmento, refiriéndose a cosas muy específicas y puntuales.
Sanciones. Los castigos posibles para quien incumpla las reglas o, en su defecto, el sitio al que se deberá acudir para denunciar el incumplimiento de las mismas.
Firma. Un sello, rúbrica o signo cualquiera que confirme la autoridad que emite el reglamento y de donde provienen las normas.
Ser ordenado. Las partes de un reglamento deben leerse conforme a un orden lógico, que permita a sus usuarios buscar directamente la información específica que desee, al mismo tiempo que tener un panorama general de las reglas.
Ser imparcial. Dado que hablamos de normas o leyes, está claro que deben ser objetivas y precisas, sin favorecer a priori a nadie.
Ser claro. Debe estar perfectamente escrito, de manera legible y comprensible sin necesidad de aclaraciones, traductores, claves secretas u otros documentos.
Ser de común aceptación. Todos los individuos a los que atañe el reglamento deben conocerlo por igual, dado que no se puede acatar normas que se ignoran.
Ser explícito. Las normas de un reglamento deben estar redactadas de manera clara y frontal, no tácita o insinuada.
Tipos de reglamento
Puede haber millones de formas de reglamentos, adaptados a cada ocasión o necesidad. Pero de manera muy general, podríamos distinguir entre dos tipos de reglamentos:
Reglamentos generales. Plantean un marco amplio de normas y conductas a seguir, sin hacer énfasis en detalles o particularidades. Por ejemplo, el reglamento general de orden público de una ciudad, o el reglamento de un deporte olímpico.
Reglamentos internos. Aquellos que son propiedad de una empresa, organización o club de cualquier tipo y por ende sólo aplican a quienes hacen vida en dicha organización. Por ejemplo, un reglamento interno de debates del Parlamento Nacional.
Partes de un reglamento
Los reglamentos usualmente contienen todos o algunos de los siguientes ítems:
Encabezado. Muestra el título, subtítulo o aclaratorias que anticipen al lector cuál es la finalidad del reglamento o su ámbito de acción.
Preámbulo. Aquí se ofrece una explicación del tema que abordará el reglamento, o de su necesidad, o cualquier cosa que el lector necesite saber de antemano.
Capítulos o segmentos. Las partes que componen el cuerpo del reglamento, ordenados generalmente de lo más simple a lo más complicado, o de lo más general a lo más particular. Por ejemplo, puede comenzar con algunas definiciones para asegurarse de que todo el mundo entienda a qué se refieren los términos que vendrán a continuación.
Artículos o apartados. Partes más pequeñas dentro de cada capítulo o segmento, refiriéndose a cosas muy específicas y puntuales.
Sanciones. Los castigos posibles para quien incumpla las reglas o, en su defecto, el sitio al que se deberá acudir para denunciar el incumplimiento de las mismas.
Firma. Un sello, rúbrica o signo cualquiera que confirme la autoridad que emite el reglamento y de donde provienen las normas.
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