Historia, pregunta formulada por jacksand, hace 1 año

como es tratada la figura del moro en el cid?

Respuestas a la pregunta

Contestado por maferdilorenzo789
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Respuesta:

Mucho de lo que sabemos del Cid se lo debemos a las investigaciones de Ramón Menéndez Pidal. Poco importa que el propósito (o la conclusión) fuera encontrar un arquetipo del alma castellana, un símbolo de la sobriedad y el heroísmo, un referente de los protoespañoles. Gracias a la historiografía cristiana en latín o en incipiente lengua vernácula, diplomas y documentos de la época se puede trazar una biografía alejada de la fantasía épica, pero que casa bastante con el mito.

Usar las gafas de 2013 para rastrear la figura del Cid nos llevará seguramente a errores. Que lucharaa favor y en contra de moros y cristianos era una práctica muy común en la época.Que haya sido utilizado como metáfora del casticismo y de la unidad patria no resta importancia a sus gestas. En un tiempo en que los suyos necesitaban héroes allí estuvo él

La vida y hazañas bélicas de Rodrigo Díaz no son las historias que se narran en el «Poema del Mío Cid», pero se le parecen bastante. Nace en torno al año 1040 en el seno de una familia de infanzones (la parte más baja de la nobleza de entonces) en Vivar, una aldea al norte de Burgos.

Ardor guerrero

Educado en la corte junto al príncipe Sancho, se piensa que su primer contacto con la sangre fue en la batalla de Graus, en mayo de 1063. En su debut, las tropas castellanas tuvieron a las moras como aliadas contra el enemigo común, los aragoneses. Ganaron los de Rodrigo. Sancho fue proclamado rey de Castilla en 1065 y una de sus primeras decisiones fue nombrar a Díaz general en jefe de su ejército. En este papel participó en las guerras fratricidas de su monarca contra Alfonso (León), García (Galicia) y Urraca (Zamora). No hay constancia de ninguna embajada como emisario ante doña Urraca, ni persecución contra Vellido Dolfos ni jura de Santa Gadea. Estos hechos pertenecen a la leyenda poética.

Con Sancho muerto en combate a la entrada de Zamora, Alfonso es coronado rey de Castilla y de León. Como todos los que apuestan por el caballo perdedor, el Cid quedó arrinconado en un palacio donde imponía sus designios la familia Ansúrez. Alfonso, no obstante, era sabedor de las condiciones militares de aquel valiente de Vivar. Para reconciliarse le propone matrimonio con su prima, Jimena, nieta de Alfonso V de León. La boda se celebra en Burgos, en 1074, donde se conserva la carta de arras.

Faltan diez siglos para que nazca el cobrador del frac y alguien tenía que hacer ese trabajo. En 1079 se encarga al Cid el cobro de las parias, impuesto que el caudillo moro de Sevilla de nombre Mutámid debía pagar todos los años. Camino de su objetivo es atacado por los moros de Granada, aliados en esta ocasión con los hombres del conde García Ordóñez. El Cid los vence en Cabra y mantiene durante tres días prisionero al conde, que a su vuelta a la corte se queja al rey. Al tiempo cobra fuerza el rumor de que el Cid se había quedado entre las uñas con parte del tributo, una comisión al estilo de esa España sempiterna cuyas prácticas hunden su origen en la noche de los tiempos.

La campaña contra el Cid va calando y su ardor guerrero le terminó de enemistar con el monarca. En 1081 lanzó un ataque contra el reino moro de Toledo, en tregua con Alfonso, apresa a 7.000 cautivos y recauda un gran botín. No hay vuelta atrás. Alfonso no tiene otra opción que desterrar a Rodrigo y privarle de todas sus posesiones. Le da nueve días para abandonar el reino. En la nueva aventura le acompañan vasallos, familiares y un puñado de buscavidas.

Al destierro el Cid cabalga

Encamina sus pasos hacia Barcelona y luego a Zaragoza, donde los moros le acogen con cierta simpatía. El destierro le obliga a buscar alianzas con el enemigo natural, al que ofrece sus conocimiento militares. En una época en que las lealtades dependían del interés puntual no resultaba extraño que un caballero cristiano sirviese a príncipes musulmanes. De 1082 a 1089 ejerce como jefe del ejército del rey de Zaragoza. En este puesto sofoca una sublevación y lucha contra los cristianos catalanes y aragoneses. En una de estas acciones, en 1082, captura al conde de Barcelona. Evita, no obstante, enfrentarse con Alfonso. Ese mismo año el rey castellano sufrió un intento de asesinato en Rueda. El Cid le ofreció su ayuda y el rey le correspondió con la renovación del decreto de destierro.

La llegada de los almorávides a la Península obliga a Alfonso a replantearse la relación con el Cid, al que levanta el destierro en 1087 y devuelve sus tierras. Pero sigue sin tener sitio en la corte, por lo que retorna a Zaragoza en 1088, aunque a partir de ese momento fija su objetivo en la conquista del reino de Valencia. El monarca castellano le asigna la posesión de todas las tierras que pudiera conquistar en la zona de Levante, pero un error en su intento de ayudar a las tropas del rey cerca de la localidad murciana de Aledo, en junio de 1089, con el resultado de una estrepitosa derrota, motiva un segundo destierro.


jacksand: no dice como era tratada la figura del cid
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