Historia, pregunta formulada por nayosorio023, hace 11 meses

Cómo es la vida cotidiana en Tlatelolco?


nayosorio023: Ayudaaaa

Respuestas a la pregunta

Contestado por giovanni160907
1

Respuesta:

Explicación:

Son un conjunto de unidades habitacionales nuy grandes , y normalmente el 2 de octubre se hace un marcha por la matanza de estudiantes .


nayosorio023: Muchas gracias
giovanni160907: De nada
Contestado por rodny83
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Respuesta:

La Vocacional 7, del IPN, que se encontraba dentro de la Unidad Habitacional Tlatelolco, a un lado de la Plaza de las Tres Culturas, era el escenario de las confrontaciones entre autoridades de la fuerza pública y estudiantes. Esa situación se extendía hacia los edificios de la Unidad. A nosotros nos tocó escuchar los disparos en las noches y madrugadas, en varias ocasiones, durante algunos días de julio, agosto y septiembre de ese año, cuando personas armadas intentaron romper la huelga o intimidar a los muchachos.

Vivíamos en el edificio Durango, en un departamento de dos recámaras, en el cuarto piso. Era uno de los 20 departamentos que tenía cada entrada. Un edificio que, por cierto, no tenía elevadores, solo escaleras. Llegamos en 1966 a la Unidad Habitacional “Adolfo López Mateos” Nonoalco Tlatelolco. Ésta fue inaugurada en 1964. En los departamentos, en el 66, todavía se percibía el aroma de la pintura fresca en cocina, baño, puertas y ventanas.

Desde 1967 mi padre participó en la organización, con otros vecinos, de la primera liga de fútbol del barrio. Él había sido portero, en su juventud, en una liga de fut al sur de la ciudad, por Nativitas; de ahí su afición por ese deporte. En Tlatelolco había un campo de tierra en la primera sección, ubicada entre Av. Insurgentes y la calle de Guerrero. Recuerdo que la cancha en esa zona estaba a un lado del edificio Allende; mientras que el campo de fut de la segunda sección, estaba en la explanada de lo que hoy es el Metro Tlatelolco, a un costado del edificio Arteaga. Ese campo de tierra existió antes de la construcción del cine Tlatelolco, también ubicado en el mismo predio. La segunda sección de la unidad se ubica entre la calle de Guerrero y el eje Central Lázaro Cárdenas. Y la tercera de ahí hasta el Paseo de la Reforma.

Debido a que en la tercera sección no había campo de fut, nosotros de niños atravesábamos toda la unidad habitacional, a pie, para llegar a los campos. Había que cruzar entonces la Plaza de las Tres Culturas y un jardín bastante grande, conocido en el barrio como “La Pera”. Nuestro equipo se llamaba “Monterrey”, aunque mi papá quería ponerle el nombre de “Torreón”, por ser su lugar de origen, pero como solo encontró en las tiendas de deportes, de la calle de Peralvillo, el uniforme del “Monterrey”, ese nombre se quedó. Entre 1969 y 1970, en Tlatelolco se organizó uno de los primeros torneos de fútbol de salón en la historia nacional de ese deporte. El famoso futbolista Horacio Casarín, goleador del Atlante, participó en una ceremonia de entrega de trofeos en nuestra liga.

La Plaza de las Tres Culturas fue también nuestro patio de pasatiempos, aunque no tenía juegos metálicos infantiles. Recuerdo que antes del 2 de octubre hubo uno o dos mítines en la Plaza, entre agosto y septiembre. Los dirigentes se colocaban en la terraza del tercer piso del edificio Chihuahua, porque desde ahí se podía observar toda la plaza, era un lugar práctico y accesible para realizar conexiones eléctricas. Aun cuando teníamos prohibido asistir a los mítines (yo tenía 6 y mi hermano 8 años), sabíamos que en esas reuniones participaban miles de estudiantes, profesores, y otras personas solidarias con el movimiento, que no estaban relacionadas con las escuelas, entre quienes se encontraban vecinos de la Unidad. La distancia entre el edificio Durango y el Chihuahua es como de unos 80 metros, así que desde el cuadro de juegos de los edificios Chiapas, Hidalgo y Durango podíamos escuchar claramente los discursos de los líderes a través de los altavoces.

Las demandas de su lucha eran desconocidas para nosotros en ese entonces, sin embargo, sabíamos que los estudiantes no estaban armados, que protestaban a gritos, que pintaban bardas, postes y camiones, que distribuían volantes y que su lucha era pacífica. Por ello los vecinos los apoyábamos. Hay que reconocer, sin embargo, que los estudiantes también contratacaban con los medios que podían: piedras, tubos, bombas molotov. Niños y adultos vecinos del barrio sabíamos que la violencia venía de los cuerpos de policías civiles, uniformados y de los granaderos, porque nos tocó ver cómo los politécnicos huían y se defendían de los ataques. La presencia del ejército mexicano no fue frecuente antes del 2 de octubre.

Los niños de Tlatelolco íbamos a las escuelas Primarias y Secundarias ubicadas en la zona, o a las que estaban en las colonias cercanas a la Unidad. Muchas de nuestras familias estaban unidas debido, sobre todo, a las actividades comunitarias y educativas que se hacían a través de las escuelas públicas. Aunque muchos años después entendí que una escuela no es “un lugar”, sino una comunidad educativa, para mí el “lugar” donde aprendí a leer y a escribir fue la Primaria “Nicolás Rangel”. Cuántos amigos, cuántas maestras y maestros, cuántas historias se han escrito por ahí.

Explicación pasó a paso

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