¿Cómo es la relación actual entre la Iglesia y el estado colombiano? Y establece diferencias con la relación que dio a mediados del siglo XIX
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En un esfuerzo acabado por mostrar la complejidad de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, Beatriz Castro se adentra en terrenos poco explorados por la historiografía colombiana. Se trata de una historia que no insiste en estudiar la secularización como un proceso lineal de escisión entre la Iglesia y el Estado, sino que de manera renovada explora a la Iglesia en sociedad y, para ello, recupera la experiencia de unas religiosas misioneras de voto simple, cuyo modelo de organización facilitó la adaptación de los objetivos de la congregación francesa a las necesidades administrativas de un Estado que buscaba modernizar las prácticas asistenciales a finales del siglo XIX.
La exhaustiva investigación sobre el encuentro del Estado colombiano con la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Presentación se muestra como la suma de complejas relaciones sociales, intereses económicos y coyunturas políticas que cristalizaron las formas de protección social en distintas regiones colombianas.
En un período que abarca casi cien años, el libro reconstruye, de manera minuciosa, el andamiaje administrativo que modernizó el incipiente sistema de beneficencia. Con claridad, Beatriz Castro apunta que las religiosas de la congregación femenina francesa, en colaboración con los médicos, actualizaron los métodos y las técnicas del servicio hospitalario y de atención social. Esta es una de las aportaciones del libro en la que quiero detener, pues si bien, en el cultivado tema de la profesionalización del servicio hospitalario, el protagonismo de los médicos ha tenido un peso significativo, con estos antecedentes, el libro que ahora reseñamos abre un enfoque que complejiza la participación de otros grupos sociales en el proceso de modernización de la asistencia y de la profesionalización de la atención a los enfermos. Así,
La labor de las ambulancias instaladas por las hermanas en los campos de enfrentamientos bélicos sentó las bases para articular la ayuda humanitaria en las guerras de fin del siglo XIX en Colombia. En un servicio ambulante, de campamentos improvisados con unos cuantos animales para garantizar la alimentación, el abasto de drogas, gasas, frazadas, agua y jabón, las Hermanas forjaron el servicio médico neutral en la Guerra Colombo – peruana y en la Guerra de los Mil días. Poco a poco, las hermanas consiguieron la legitimidad de atender por igual a liberales y conservadores, a civiles ya militares. Por la transmisión de conocimientos en los cuidados y auxilio de los enfermos, esta orden de religiosas fue precursora de la profesionalización de la enfermería en Colombia. El cuidado del enfermo como una tarea especializada para las mujeres, también,
Otro acierto de la autora consiste en destacar las transformaciones del marco institucional y entreverarlas con el diseño de la política asistencial colombiana. Esta es una forma sugerente de mostrar el paulatino proceso de centralización administrativo del Estado moderno, pues a diferencia de los postulados que plantean la centralización de funciones del Estado en cuyo eje están las organizaciones de un gobierno secular, Beatriz Castro demuestra que también el Estado le concede a las religiosas, por lo menos hasta la década de los cuarenta del siglo XX, un lugar conspicuo en la construcción de políticas sociales y muestra que solo a partir de los años treinta, en aras de la modernización de la asistencia y de la mano del proceso de secularización del Estado, otras organizaciones, por ejemplo, las de los trabajadores o las de los médicos y las enfermeras, disputaron la legitimidad de asistir a los enfermos y de formar recursos humanos en hospitales y escuelas de medicina y de enfermería. Por lo anterior, si el lector busca un acercamiento al proceso de expansión de las funciones del Estado, la lectura de este libro es indispensable.