Ciencias Sociales, pregunta formulada por paolitag095, hace 9 meses

como es el mercado interno de Latinoamérica?

Respuestas a la pregunta

Contestado por yaretzy97
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El aumento de la demanda internacional de materias primas generada por el irresistible ascenso de China modificó los términos de intercambio y benefició claramente a América Latina. Sin embargo, pese a lo que sostienen las miradas más optimistas, el comercio entre el gigante asiático y nuestra región está lejos de constituir un ejemplo de cooperación Sur-Sur. Por el contrario, reproduce el típico esquema Norte-Sur desarrollado por Gran Bretaña durante el siglo XIX y consolida la dependencia y la primarización de las economías latinoamericanas. Los ejemplos de Argentina, Brasil y Chile demuestran que las políticas económicas de cada país pueden alterar esta situación o profundizarla.

En los últimos años, el relanzamiento de la demanda internacional, motorizado en especial por la fuerte demanda china, contribuyó al crecimiento de la economía latinoamericana y a la mejora de los términos del intercambio. Esta situación suele generar grandes expectativas en la región. Sin embargo, sus alcances deben relativizarse a la luz de ciertos factores decisivos. En algunos países, el aumento de la demanda externa, aun cuando provocó un incremento de las exportaciones, no derivó en tasas de crecimiento elevadas o proporcionales a la expansión del mercado. Además, la mejora de los términos del intercambio, en los países en los que se verificó, no se debe a la sustitución de importaciones primarias por producción industrial interna, sino a la mejora de los precios de los bienes primarios. Ese aumento determina, a su vez, un esquema de precios relativos que promueve el sostenimiento o la profundización de la primarización de las economías. El papel de China en todo este proceso es determinante: el país asiático demanda bienes primarios, invierte en el exterior en función de la extracción y el transporte de esos bienes y avanza en su propia sustitución de importaciones y de exportaciones, amenazando producciones sustitutivas latinoamericanas. En este artículo se sostiene que la relación económica Latinoamérica-China no es, como suele afirmarse, una relación Sur-Sur, sino que reproduce el esquema comercial Norte-Sur y el patrón inversor británico del siglo XIX.

Latinoamérica, en mejores términos

Entre 2002 y 2005, los términos del intercambio mejoraron un 9% para Latinoamérica, fundamentalmente por el aumento de los precios de commodities demandados por China. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), los precios de los commodities aumentaron 44,8% entre 2002 y 2005 en dólares corrientes, excluyendo el petróleo. Las bebidas tropicales –café, cacao y té– aumentaron 42%, el arroz 50%, el poroto de soja 29%, el caucho 96% y los minerales y metales, 100%. En ese periodo, el petróleo crudo aumentó 114%. Al mismo tiempo, los precios de las manufacturas de los países desarrollados aumentaron 20% por debajo de los precios citados. Debido a esta relación de precios, los términos del intercambio de los países exportadores especializados en productos primarios mejoraron. El índice de términos del intercambio por grupos de productos de la Unctad muestra cuatro situaciones diferentes: un fuerte aumento de los términos de los exportadores petroleros a partir de 2003 (60% de aumento desde 2002 y 50% desde 2000); un aumento menor en los términos de los exportadores mineros (20% desde 2003); una declinación de los exportadores agrícolas, cuyos términos se encuentran en 2005 algo por debajo de los de 2000; y una caída aún mayor en los términos de intercambio de exportadores de manufacturas (10% desde 2000). En Latinoamérica, la evolución de los precios afectó en forma diferente a cada país según su patrón de producción y exportación. Para aquellos que exportan manufacturas y commodities, como Brasil y México, los cambios fueron poco significativos. Para los productores agropecuarios la situación es muy variada: los términos mejoraron para los exportadores de café, pero empeoraron para los exportadores de soja, como Argentina y Uruguay.

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