como era la vida en la trinchera durante la primera guerra mundial .
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Una de las peculiridades de la I Guerra Mundial fue la inmovilización del frente tras la primera batalla del Marne. Los soldados cavaron cientos de kilómetros de trincheras, cada vez más complejas, en las que vivieron la mayor parte de la Guerra.
Esquema de un modelo de línea de trincheras.
Las condiciones de vida de los soldados fueron muy duras: la constante tensión ante la presencia muy cercana del enemigo, la gran cantidad de bajas (muchos muertos ni siquiera pueden ser enterrados), el frío, la humedad del largo invierno, el barro, la mala alimentación, la proliferación de ratas, la falta de higiene, la incomodidad... fueron pasando factura, física y psíquicamente, a los combatientes.
Respuesta:
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se utilizaron distintas estrategias y ataques. Los primeros años, el ejército alemán puso en práctica el blitzkrieg o “guerra relámpago”: ataques muy rápidos en puntos estratégicos para ganar terreno y conquistar territorio enemigo.
Esta estrategia había servido en el pasado, pero a principios del siglo XX había quedado desfasada. Así que los alemanes iniciaron una nueva fase: la guerra de trincheras o guerra de posiciones.
Las trincheras permitían que la guerra se disputara en frentes estables, situados en territorios de ambos bandos. El objetivo principal era mantener el territorio bajo control para evitar que el enemigo pudiera conquistarlo.
Los alemanes crearon las trincheras para defenderse de los Aliados Francia y el Reino Unido. Cruzarlas resultaba imposible, así que los Aliados siguieron el ejemplo de sus enemigos y cavaron agujeros profundos para establecer posiciones permanentes.
Los Aliados partían en desventaja, ya que los alemanes habían sido los primeros en construir las trincheras y ocuparon las zonas más altas y con mejor visibilidad.
Empezó entonces un enfrentamiento estático y de desgaste. Francia y Gran Bretaña colocaron su ejército a lo largo de más de 700 kilómetros de trincheras, desde el Mar del Norte hasta la frontera de Suiza.
La vida en las trincheras
Las trincheras se construyeron para conservar el territorio y no perderlo. Los soldados no entraban en batalla sino que tenía la misión de aguantar y defender su posición.
En las trincheras, miles de soldados vivían en condiciones infrahumanas. Sufrían bajas temperaturas, humedad y epidemias como el tifus, el cólera, la gripe y la disentería.
Además, la vida en las trincheras era muy monótona, exceptuando dos alertas al día (una por la mañana y otra por la noche) cuando los soldados tomaban posiciones de combate ante un posible ataque que casi nunca se producía.
Muchos de ellos fueron abatidos por las ametralladoras, mutilados por la artillería, dañados por los gases tóxicos o quedaron atrapados en las alambradas que separaban las trincheras.
World War One, Battle of Verdun. French trench on the front lines, 1916. (Photo by Roger Viollet/Getty Images)
Los soldados podían pasar días o semanas sin salir de las trincheras debido a los combates. Roger Viollet / Getty
El arma principal de los soldados en las trincheras era el fusil con bayoneta, una hoja larga y afilada usada en el combate cuerpo a cuerpo. Las ametralladoras eran mortíferas y disparaban hasta 600 balas por minuto.
En la guerra de trincheras, los soldados pasaban la mayor parte del tiempo escondiéndose del enemigo. El combate cuerpo a cuerpo era poco habitual y los ejércitos utilizaban sobre todo la artillería (ametralladoras, cañones, armas de largo alcance).
El proyectil más temido era el que contenía gas mostaza: no era letal pero dejaba a los soldados aturdidos e incapaces de luchar y defenderse.
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