Geografía, pregunta formulada por morehanna9, hace 2 meses

como era la vida antes de las guerras de las malvinas​

Respuestas a la pregunta

Contestado por josueg0m3z
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-¡Doña Consola! ¡Doña Consolita! Mire usted que lo pasará divinamente. Verá: mandamos un recado a su señor esposo, y le traen en un coche. Usted ya no se va. Les darán de cenar aquí. Toinette les viste...

-¿rquesa hacía señales de aprobación, y, entre tanto, la mTambién va Toinette a vestir al marido de doña Consolación? -preguntó la marquesa, contagiada del buen humor de la chiquilla.

-No; quise decir que Toinette la viste a usted, y a su marido le viste Lino, el ayuda de cámara de papá. ¡Ande usted, diga que sí!... Luego les tomamos otro coche, ¿no dijiste que se lo tomabas mamá?, y se van ustedes al teatro.

La maestra meditaba... ¡Desnudarse delante de aquella Toinette, la doncella francesa, remilgada y burlona, que vería la ropa interior desaseada, los bajos destrozados, el corsé roto, de pobre dril gris! ¡Mostrar los estigmas de la miseria sufrida heroicamente, la flojedad de las carnes, que olían al sudor enfriado de tantas caminatas hechas a pie, por ahorrarse los diez céntimos del tranvía! ¡Enseñar su faldilla de barros, con el desgarrón, que no había tenido tiempo de remendar! Una vergüenza, una humillación dolorosa, la impulsaban a gritar: «No, no iré; no me vestirán de carnaval con la librea de lujo...» Pero los ojos preciosos, límpidos, de Enriqueta expresaban tan buena voluntad, tal afectuoso empeño de proporcionar a su profesora, por una noche, los goces de los privilegiados, que doña Consolación tuvo miedo de negarse a aquella humorada o gentil travesura. «Pueden quedar descontentos... Puedo perder esta lección de ricos, los dieciocho duros al mes, casi tanto como gana Pablo con su empleo...» Y en voz alta, tartamudeó:

-Pues lo que quiera Enriquetita... Lo que quiera...

Dos horas después estaba vestida y peinada doña Consola. Sobre su ropa blanca, perfumada de foin, crujía la seda musgo del traje, antiguo para la elegante marquesa, en realidad casi de última moda, primorosamente adornado con bordados verde pálido y rosas en ligera guirnalda; en la cabeza, un lazo de lentejuela hacía resaltar el brillo del pelo castaño, rizado con arte. Las mangas de la almilla de algodón habían estorbado, porque la manga del traje terminaba en el codo; pero Toinette, con alfileres, lo arregló, y la maestra lucía guantes blancos, largos, que le hacían la mano chica. Enriqueta bailaba de contento. No hacía sino contemplar a su profesora y repetir:

-¡Si se ha vuelto tan guapa! ¡Si no parece la de los demás días!

Bajaban la escalera interior doña Consolación y su consorte, para meterse en el cochecillo, y apenas se atrevían a mirarse; tan raros se encontraban, él de rigurosa etiqueta, envarado; ella, emperifollada, sintiéndose, en efecto, bonita y rejuvenecida dos lustros... Al arrancar el simón, el marido murmuró, bajo y como si se recatase:

-¿Sabes que me gustas así?

Y ella -pensando que al otro día iba a recobrar sus semiandrajos, su traje negro, decente y raído, y que la vida continuaría con los ahogos económicos y físicos, las deudas y los ataques de sofocación al subir tramos de escaleras- se echó en brazos de él y rompió en sollozos.

Hermano te lo pase como pudo espero te ayude


morehanna9: de verdad gracias
morehanna9: <3
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