-¿Como era la relación de Evita con la oligarquía?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Que nunca perdono por su carácter de evita
Explicación:
tenia mal caracter
Respuesta:
Su relación era muy mala
Explicación:
El 7 de mayo de 1919 nacía en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, María Eva Duarte. Procedente de un hogar sencillo de La Pampa, se convertiría no sólo en una mujer excepcional desde todo punto de vista, sino en quien junto a Juan Domingo Perón transformaron la política argentina durante la segunda mitad del siglo XX.
Curiosamente, quizás el fenómeno más actual sea el de una suerte de vaciamiento de la figura de Evita, y de una deliberada tergiversación de sus ideales, lo que tal vez sea parte de la globalización de un emblema o ícono que es presentado como idealista pero descafeinado y privando, sobre todo a los más jóvenes, de una comprensión de lo que realmente significó para Argentina y e Iberoamérica.
Nada mejor, para no caer en un “evitismo”, no sólo lleno de lugares comunes acerca de su persona sino cómplice actual de aquellos que tras su muerte intentaron borrarla de la memoria colectiva, que evocarla citando sus propias palabras.
En el libro “Escribe Eva Perón”, editado en 1951 sobre la base de sus numerosos discursos públicos, no evitó opinar sobre multiplicidad de temas. En particular referencia a los conceptos de pueblo y patria, dijo que “Para el general Perón, el pueblo, con la patria, es la razón superior de todos sus afanes, de todos sus esfuerzos y de todas sus alegrías. … Porque mi Patria, bendita entre todas para mí, está inseparablemente unida a mi pueblo en la acción de nuestro líder. Patria y pueblo son conceptos que sólo los extremismos, de derecha o de izquierda, conciben separar. Patria sin pueblo fue la fórmula que justificó la desvergüenza oligárquica, que vendió el patrimonio de la primera y entregó el sudor del segundo a un precio vil y a cambio del triste privilegio de servir de capataz al imperialismo; pueblo sin patria es el objetivo inconfesado de ese socialismo dialectizante, que a fuerza de dialéctica, de ignorancia de lo nacional y de repetida mala fe, se unió a la oligarquía y al capitalismo foráneo en la empresa ruin de negar la mayoría de edad a los argentinos cuando éstos, llamados por el General Perón, tuvieron que gritar a todos sus enemigos coligados, del interior y del exterior, que iban a ser los dueños de su propio destino”.
Reacia a lo que hoy llamaríamos el discurso de lo políticamente correcto, reafirmaba en palabras sencillas la tercera posición ideológica presentada por Perón en el emblemático discurso de 1949 conocido como Comunidad Organizada, equidistante, por un lado, del liberalismo individualista, y por el otro, del marxismo colectivista, por ser ambos negadores de la dignidad trascendente del ser humano. Aquellos jamás la digerirían y la odiarían sin cuartel, rencor que es fácil detectar, aunque más disimulado, aún hoy en las versiones “hollywodenses” de la primera dama argentina; éstos, los marxistas y sus herederos ideológicos de la era postsoviética, los progresistas, tras una máscara de presunta aceptación presentan a los jóvenes una Evita a la que le hacen decir lo que jamás sostuvo.