Como era la cultura dominicana en 1930?
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Alrededor de 1930, la República Dominicana se encontró bajo el control del despiadado dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó el país hasta 1961. Miles de dominicanos perdieron la vida, fueron encarcelados y torturados por los secuaces de Trujillo. Muchos sobrevivientes permanecieron mutilados por el resto de sus vidas; algunos tenían cicatrices permanentes en sus cuerpos y otros sufrían enfermedades mentales. En 1937, ordenó al ejército matar a los haitianos que vivían en la zona fronteriza. El ejército mató a unos 17 000 a 35 000 haitianos por seis días, desde la noche del 2 de octubre de 1937 a 8 de octubre de 1937.[1]
Durante este largo período de opresión y muerte, el gobierno de Trujillo extendió su política de terrorismo de Estado más allá de las fronteras nacionales. Ejemplos notorios del alcance de Trujillo en el extranjero son el intento fallido de asesinato contra el presidente venezolano Rómulo Betancourt (1960), el secuestro y posterior desaparición en la ciudad de Nueva York del profesor vasco Jesús Galíndez (1956), el asesinato del escritor José Almoina y crímenes cometidos contra cubanos, costarricenses, nicaragüenses, colombianos, puertorriqueños y estadounidenses.[2] Trujillo se convirtió en un fuerte aliado de los Estados Unidos en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, oponiéndose al comunismo y liderando los intentos de derrocar a Fidel Castro en la Rebelión del Escambray.[3]
El apoyo de Trujillo se erosionó cuando sus acciones de crueldad se hicieron internacionalmente notorias, y finalmente perdió el apoyo de Estados Unidos. El 30 de mayo de 1961, su Chevrolet Bel Air fue emboscado por los golpistas militares, y fue asesinado a tiros. Poco después, los conspiradores golpistas fueron detenidos y ejecutados, y la República Dominicana se convertiría en anarquía a mediados de 1965, lo que exigiría una ocupación estadounidense una vez más. Esta segunda invasión norteamericana supuestamente fue para evitar "otra Cuba". Posteriormente, EE. UU. se aseguró de que se volviera a establecer un dictador anticomunista agradable y confiable, esta vez en la forma del ex protegido de Trujillo, Joaquín Balaguer. Unos 50 000 haitianos fueron forzados a trabajar en plantaciones dominicanas durante la presidencia de Balaguer.[4]
El desempleo, la corrupción gubernamental, el servicio eléctrico inconsistente y la inmigración ilegal masiva desde Haití llevaron a la república a sufrir problemas sociales y económicos continuos durante el siglo XXI, y muchos dominicanos se fueron a los Estados Unidos.