cómo era el poder civil en nazaret
Respuestas a la pregunta
Explicación:
El poder no viene directamente de los dioses
La cuestión del poder plantea cuestiones éticas profundas para toda persona y sociedad. El poder es bivalente, ya que puede ejercerse para dominar o servir, y en ese sentido nos alcanza a todos. En todos los ámbitos de la existencia, individual, social e internacional nos encontraremos con este desafío y en el modo de encararlo se verá la categoría moral de la persona.
Pero, de cara a su ejercicio concreto, no sé si por cultura o praxis histórica, el poder se lo suele entender como un don innato, no recibido, desde que el sujeto poseedor hace, ordena y manda a su placer. Habría una desconexión de las fuentes del poder, que se lo supone legitimado para proceder con arbitrariedad.
Estoy convencido de que es aquí donde radica uno de los males más serios para asegurar una convivencia justa y pacífica. Nos acostumbraron a ver el poder como una emanación de lo alto, que se delegaba a representantes humanos, también por decisión de lo alto. Este poder suponía una sociedad de clases, la gobernante y la gobernada, y la gobernada no tenía más opción que acatarlo y cumplirlo; y cumplirlo incondicionalmente, pues ese poder llevaba el sello del dedo divino, y como tal, era incuestionable.
Resulta entonces que heredamos como algo casi natural la convicción de que todos los grupos con presencia en la sociedad, deben buscar el poder y tratar de disponer de él como concedido por los dioses, y usufructuarlo como un capital incuestionable, al abrigo de toda crítica y veleidad.
2. La soberanía del poder proviene del pueblo y es para el bien de todos
Entonces se ve cómo, en este enfoque, el poder ha tomado un rumbo que no es propiamente el suyo y se ha desnaturalizado: no se ejerce para conseguir el bien y derechos de las personas y comunidad, sino para servirse de la comunidad subordinándola a los objetivos y fines de la élite mandante.
Así que nos encontramos con un error inveterado y de enorme magnitud: las religiones y, por supuesto, la religión católica, se ha aliado reiteradamente con el poder político, con frecuencia un poder antidemocrático, sufriendo en sí misma y haciendo sufrir a la sociedad los abusos y perversiones de ese poder. Lógicamente, cuando ese poder ha sido confrontado con el Evangelio, se ha inventado la ideología de que las Iglesias no hacen política, ya que el mismo Jesús de Nazaret no fue un político y vivió al margen de la política. Tesis que, a todas luces, resulta insostenible. Lo cierto es que ese argumento se lo convierte en pretexto para reivindicar una neutralidad política, cuando ésta hace derivar el poder al pueblo y éste demanda coherentemente una actuación abolidora de clases y emancipadora de la injusticia y de toda clase de esclavitudes.
Conviene, pues, dilucidar las mentiras del poder, apelando a una doble fuente: la ética racional y el Evangelio. Desde ambas perspectivas se puede alumbrar cómo el caos, que hoy sufrimos a nivel individual y social e internacional, no es sino una equivocada valoración del poder.
Respuesta:
es la ciudad más poblada del Distrito Norte de Israel, en las estribaciones meridionales de los montes de la Baja Galilea, a 10 km al norte del monte Tabor y a 23 km al oeste del mar de Galilea. Actualmente es la ciudad con mayor población árabe de Israel, con una población calculada en unos 76 551 habitantes a finales de 2017,[1] un 60 % de los cuales son musulmanes y el resto son de creencia cristiana (40 %).[2][3][4] Se trata de una ciudad de especial relevancia para los cristianos debido a que, según los evangelios canónicos, los años de la vida privada de Jesús transcurrieron allí.