como era carlos en el aleph
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ESCRITO PORMEXICO_SOCIAL• 19 ABRIL, 2020• 1:47 AM• SALUD, SAÚL ARELLANO
El Aleph: la realidad y la existencia en un punto infinito
El Aleph
El Aleph de Borges, ese punto de espacio-tiempo donde se sintetizan todos los mundos, todos los tiempos y todos los lugares, tendría que ser interpretado como el lugar del lenguaje; o quizá dicho con mayor precisión: el Aleph sería una especie de “epifanía del lenguaje”.
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El filósofo Mauricio Beuchot propone como principal instrumento para la interpretación de textos literarios, una hermenéutica que se sitúe en el justo medio entre la postura “literalista” y la de la interpretación sin límites” (Beuchot, 2010).
Una hermenéutica como la que propone este filósofo parte del reconocimiento de dos cuestiones: 1) la interpretación del texto tiene que considerar la dimensión histórica del mismo (contexto, determinantes de vida del autor, circunstancias socioecnómicas de su entorno, etc.); y, 2) la interpretación del texto en una dimensión ontológica, siguiendo a Gadamer, en tanto que la obra literaria, en tanto que es obra de arte, revela la verdad.
A esta hermenéutica Beuchot la adjetiva con el término de “analógica”; y presenta además la virtud de que entiende al texto en una doble dimensión: a) autoreferente, en la que se debe comprender lo que el texto propone en sí mismo, en su construcción y visión estética, y b) intertextual, es decir, en el diálogo que la obra establece con otros libros, y con el receptor del texto, quien es o puede ser un depositario de una memoria literaria específica.
Si se piensa al cuento de El Aleph desde esta perspectiva, se abre la posibilidad de interpretarlo como una propuesta de renovación del lenguaje, en tanto estructura existencial; es decir, más allá de su apariencia instrumental, situándolo en tanto definitorio de la vida y del mundo circundante a la vida de las personas.
El Aleph de Borges, ese punto de espacio-tiempo donde se sintetizan todos los mundos, todos los tiempos y todos los lugares, tendría que ser interpretado como el lugar del lenguaje; o quizá dicho con mayor precisión: el Aleph sería una especie de “epifanía del lenguaje”, donde lo que se revela no es la presencia de una divinidad, sino la universalidad simbólica y significante en donde todo cabe y todo es posible, porque es el único “lugar” donde todo puede caber y existir.
Bibliografía
Beuchot, Mauricio, Tratado de Hermenéutica Analógica, Unam, México, 2010.
Borges, Jorge Luis, “El Aleph”, en Obras reunidas (compilación de Rodríguez Monegal), FCE, México, 2008.
Gadamer, Hans-George, Verdad y Método, Editorial Sígueme, España, 1999, p. 23.