Castellano, pregunta formulada por ShantalBv, hace 7 meses

como era abrahan vadelomar en la historia el vuelo de los condores

Respuestas a la pregunta

Contestado por mananto75
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Respuesta: El vuelo de los cóndores es un cuento del escritor peruano Abraham Valdelomar, famoso escritor peruano que forma parte del grupo de los llamados «cuentos criollos». Escrito en 1913, fue publicada por primera vez el 28 de junio de 1914 en el diario limeño La Opinión Nacional. Es una «bella historia de ternura de hogar, de solidaridad social, de indignación y del despertar adolescente a nuevos sentimientos».1​

Resumen:

Era éste un joven alto, de movibles ojos, respingada nariz y ágiles manos. Pasaron luego algunos artistas más; y cogida de la mano de un hombre viejo y muy grave, una niña blanca, muy blanca, sonriente, de rubios cabellos, lindos y morenos ojos.

La historia se desenvuelve en el puerto de Pisco, en la costa desértica peruana, a fines del siglo XIX. El autor narra una experiencia inolvidable que tuvo siendo niño: su encuentro con el mundo del circo (una de las pocas distracciones de los niños en ese entonces), y su amor platónico por una hermosa niña que actuaba de trapecista en dicho circo. Aunque hay que señalar que su relato no es estrictamente autobiográfico, sino que está recreado e idealizado, usando las licencias permitidas a los creadores literarios. El mismo escritor lo explica en la ya citada carta que dirige a su madre: “Naturalmente, hay mucho de fantasía, pero mucho de verdad, sobre todo en la descripción de ciertas cosas”.

Veamos el argumento. El niño Abraham, entonces de 9 años de edad, se entusiasmó sobremanera con la llegada del circo a su pueblo. A la salida de la escuela se fue al muelle a contemplar el desembarco de los artistas. Entre ellos vio a una niña rubia que le llamó mucho la atención. Tanta fue su impresión que el circo devino para él en una idea fija. Entre sueños, vio a todos los artistas desfilando delante de él, entre ellos a la niña rubia, que la miraba sonriente. De vuelta a la vida real, recibió una sorpresiva y grata noticia: su padre había comprado entradas para que toda la familia fuera al circo a gozar con el espectáculo. Leyendo el programa, Abraham se enteró que uno de los números más emocionantes y peligrosos, denominado “el Vuelo de los Cóndores” sería realizado por una niña trapecista, apodada Miss Orquídea, que no podía ser otra que la misma criatura bella que viera en el muelle. Muy emocionado Abraham asistió al espectáculo. Ante sus ojos desfilaron el barrista que daba el salto mortal, el caballo que respondía los problemas de aritmética con movimientos de cabeza, el oso bailarín, el mono que hacía formidables piruetas y los graciosos payasos. Sin embargo, el número central era "El Vuelo de los Cóndores" cuya magnificencia se plasmaba en el ritmo gimnástico del movimiento y el suspenso generado en los asistentes. Se trataba de que Miss Orquídea cambiase de trapecio desde una altura muy elevada. La osadía de la prueba fue tan impactante que de lejos fue el acto más aplaudido. El clamor del público hizo que el dueño del circo ordenara la repetición del acto, pese a su peligrosidad. Pero esta vez la niña se soltó antes de tiempo y cayó, salvándole de una muerte segura la red protectora, aunque resultó muy herida. Abraham quedó muy apesadumbrado por este terrible accidente. El circo continuó sus funciones aunque ya no dieron más la acrobacia. Luego, en uno de sus paseos habituales cerca al muelle, Abraham vio a Miss Orquídea postrada en un sillón, en la terraza de una casa situada frente a la playa. La vio muy pálida y delgada. Ocho días seguidos fue a contemplarla desde cierta distancia. La niña solo le sonreía. Al noveno día, Abraham ya no la encontró y entonces recordó que el circo estaba a punto de partir. Corrió entonces hacia el muelle, y llegó justo antes de que los artistas empezaran a embarcarse. Entre ellos divisó a la tierna artista, que tosía repetidamente; avanzando entre la muchedumbre logró alcanzarla. La niña lo miró e hizo un esfuerzo para brindarle una última sonrisa, diciéndole "adiós", que él correspondió de igual modo. Luego ya en el bote pequeño que la conducía al vapor, la niña sacó su pañuelo y de lejos lo flameó como último gesto de despedida. Abraham la contempló, moviendo la mano, hasta que la vio perderse definitivamente en el horizonte. El adiós de Miss Orquídea fue triste pero, no obstante, la dulzura de su espíritu quedó eternamente grabada en la memoria de Abraham.

Estructura

Este cuento está dividido en siete secciones o capítulos cortos.

I.- Luego de salir de la escuela, a las 5 de la tarde, Abraham se detiene en el muelle, para ver el desembarco del circo. Observa a varios de los recién llegados, entre quienes la muchedumbre identifica al barrista, al domador y al payaso; ve también a una niña rubia y sonriente, que iba llevada de la mano de un hombre viejo y adusto. Esta distracción le costó a Abraham llegar tarde a su casa, ante la preocupación de su madre y sus hermanos. Lo castigan: sin dejarlo cenar lo mandan a su habitación.  

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