• ¿CÓMO ERA A CRISIS ECONÓMICA DE LOS AÑOS 80 Y DE INICIOS DE LOS AÑOS 90?
• ¿CUÁL ERA EL CONTEXTO DE CRECIMIENTO ECONÓMICO DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS DE 1990 EN ADELANTE HASTA EL 2021?
• ¿CUÁLES ERAN LAS CONDICIONES DE SALUBRIDAD EN LA DÉCADA DE 1990?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Muchos se preguntan qué tiene en común la crisis económica ocurrida en Colombia a finales de los años 90, con la actual. Analicemos las causas que llevaron a la crisis de 1999, en el frente interno y en el externo, remontándonos a finales de la década de los 80, época en que se empiezan a incubar los problemas, que más tarde ocasionarían la crisis.
La Colombia de finales de los años 80 era muy distinta a la actual. El país era un país cerrado, al que Alfonso López Michelsen llegó a señalar como el Tíbet suramericano, por su aislamiento con el mundo. Los colombianos sólo consumíamos lo que producíamos localmente, gracias a una política de sustitución de importaciones iniciada unos años atrás. Para 1989, este modelo económico estaba agotado. Ese año se acordó iniciar un programa de internacionalización de la economía colombiana. Entre marzo de 1990 y junio de 1991, se tomaron los primeros pasos en esa dirección, disminuyendo en cuatro oportunidades los aranceles a las importaciones. La tasa promedio fue reducida del 43,7 por ciento al 11,4 por ciento. Paralelamente, se eliminaron los controles administrativos y las listas de prohibida importación. Como complemento a esta apertura, se dio una reforma financiera (Ley 45 de 1990) que liberó el control de cambios, al eliminar el monopolio del Banco de la República en el manejo de las divisas. La reducción de aranceles llevó a un incremento de las importaciones, lo que produjo un diferencial en la cuenta comercial del país, que fue compensada con un ingreso enorme de divisas que se inició en el año 1993. El sistema de devaluación gota a gota fue cambiado en 1994 por un sistema de banda cambiaria, que permitía que la tasa de cambio oscilara entre un límite superior y uno inferior. El banco central intervenía comprando o vendiendo divisas, en el momento que la tasa traspasara cualquiera de los límites. Entre 1993 y 1998 ingresaron al país alrededor de 27.000 millones de dólares que revaluaron la moneda e incentivaron las importaciones de bienes y servicios.
En medio de este ambiente de euforia económica, en el campo político, el país entraba en una nueva etapa de su vida. El M-19 se integraba a la vida política colombiana. Regionalmente, la primera elección de alcaldes en 1988 había dejado claro la necesidad de reformar las instituciones políticas para adecuarlas a una nueva realidad. Fue convocada una Asamblea Constituyente que se encargó de redactar una nueva Constitución.
La euforia producida en la mayoría de los colombianos por la aprobación de la nueva Carta y por el crecimiento económico que se estaba dando en el país, no alcanzó a alegrar a los economistas. Allí había conciencia sobre el enorme peso que iba a ejercer sobre las finanzas públicas, la creciente descentralización de recursos fiscales ordenada por la nueva Carta y el enorme gasto que produciría la creación de un sinnúmero de instituciones nuevas.
A pesar de que la misma Constitución permitía en uno de sus artículos las reformas necesarias para racionalizar el gasto, la realidad no permitió unos mayores ahorros, lo que forzó un creciente gasto público, que no se vio compensado por mayores ingresos fiscales. La elección del presidente Samper en 1994, cuestionada por haber recibido recursos del narcotráfico para sufragar los gastos de su campaña generó un halo de ilegitimidad, que agravó la situación económica. Poco hizo el gobierno para racionalizar el gasto público, a pesar que desde principios del gobierno la tendencia se acentuaba.
El creciente aumento de las importaciones motivadas por la fuerte revaluación del peso y el excesivo gasto público, llevaron en marzo de 1998 a la Junta Directiva del Banco de la República a señalar dos desequilibrios como preocupantes para la economía colombiana. El primero, el déficit continuado de la cuenta corriente de la balanza de pagos que alcanzaba un 4 por ciento del PIB. Y el segundo, el déficit de las finanzas públicas, que había venido aumentando hasta llegar al 3,7 por ciento en 1997. El Informe decía "si no se corrige el problema fiscal, aumentará la vulnerabilidad de la economía, a choques externos y se compromete el equilibrio externo e interno del país...".
En el caso de Colombia se dio el choque externo. Para evitar la fuga de capitales, el Banco de la República incrementó la tasa interbancaria, hasta alcanzar en el mes de septiembre de 1998, el 43 por ciento. El spread de los Bonos del Banco de la República aumentó 700 puntos básicos. El aumento de las tasas de interés llevó al traste a todo aquel que en ese momento se encontrara endeudado. Sucumbieron miles de empresas y de deudores hipotecarios que por el aumento de
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