como Egipto realizo los papiros
Respuestas a la pregunta
Primero, el tallo de la planta de papiro se mantenía en remojo entre una y dos semanas; después se cortaba en finas tiras llamadas phyliae y se prensaban con un rodillo, para eliminar parte de la savia y otras sustancias líquidas; luego se disponían las láminas horizontal y verticalmente, y se volvía a prensar, para que la savia actuase como adhesivo; se terminaba frotando suavemente con una concha o una pieza de marfil, durante varios días, quedando dispuesto para su uso.
Respuesta:
Primero, el tallo de la planta de papiro se mantenía en remojo entre una y dos semanas; después se cortaba en finas tiras llamadas phyliae y se prensaban con un rodillo, para eliminar parte de la savia y otras sustancias líquidas; luego se disponían las láminas horizontal y verticalmente, y se volvía a prensar, para que la savia actuase como adhesivo; se terminaba frotando suavemente con una concha o una pieza de marfil, durante varios días, quedando dispuesto para su uso.
La unidad de medida del papiro era la plagula (hoja). Se solían fabricar rollos de papiro de unas veinte plagulas que se pegaban entre sí, con un tamaño medio total de cinco metros. El mayor papiro encontrado es el Papiro Harris I que mide más de 41 metros.
Textos
Las inscripciones se realizaban en la cara del papiro que tenía dispuestas las tiras horizontalmente: el anverso. En la otra cara (el reverso) raramente se escribía (en este caso se denominan opistógrafos) aunque, por ser muy caro, si lo que estaba escrito perdía interés, era borrado y vuelto a utilizar (ver palimpsesto). Fundamentalmente por esta razón, para los escritos de menor importancia, se utilizaba en su lugar los ostraca.
Uso
El volumen se guardaba en un estuche de pergamino teñido a veces de rojo con el jugo del arándano (vaccinium). Un trozo de pergamino (titulus, index) se unía al rollo y llevaba escrito en ocasiones con tinta roja, el título de la obra. El lector sujetaba el volumen con su mano derecha, y lo iba desenvolviendo con la izquierda; esta misma le servía para enrollar la parte del libro ya leído; de aquí las expresiones evolvere, explicare, ad umbilicum pervenire, para significar que se había llegado hasta el final del texto.
Explicación:
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