Cómo describe la gente a Martin Vélez
Respuestas a la pregunta
El trabajo reflexiona acerca de Antígona Vélez de Leopoldo Marechal y de cómo esta obra de arte nos permite repensar la opresión que sufrieron y sufren nuestros cuerpos en Argentina. Se hace un recorrido por la pieza teatral del escritor argentino analizando la rebelión de nuestra Antígona, su suspensión en la instancia negativa del choque de fuerzas dialéctico que propone la obra. El ejercicio de Dialéctica Negativa (Adorno) que lleva adelante la Antígona marechaliana, su carácter revolucionario, nos ayuda a reflexionar críticamente sobre la tragedia de nuestros cuerpos, pasando por la llamada “Conquista del desierto”, en la que se sitúa la pieza y sus resonancias en nuestro presente. A partir de esto, se trabaja sobre cómo la fuerza de Antígona Vélez prevalece en los cuerpos que se resisten a la reproducción de lo idéntico en nuestra historia.
Palabras clave: antígona - tragedia - dialéctica negativa - cuerpo humano.
Adorno sostiene que el arte de puro entretenimiento y placentero comete una injusticia que va contra los muertos, contra el dolor acumulado y sin palabra. La contundencia de este planteo nos despertó el interés por reflexionar acerca de “Antígona Vélez” de Leopoldo Marechal y de cómo esta obra de arte nos permite repensar la opresión que sufrieron y sufren nuestros cuerpos en la Argentina. El escritor argentino hace una relectura de la tragedia “Antígona” de Sófocles y la sitúa en el campo argentino en la época de la “Conquista del desierto”. La obra de teatro posee una intensidad poética conmovedora, una fuerza que descompone el sentido y revitaliza el teatro. Al decir de Adorno, al leer la obra uno tiene la sensación de que no le queda más opción que desaparecer, desvanecerse en ella. Esto es posible porque Marechal le da, poéticamente, vida a nuestra propia “Antígona” y permite que su rebelión, su carácter revolucionario adquiera una fuerza descomunal para repensar lo argentino. En este sentido, “Antígona Vélez” desata asociaciones interminables al hacer justicia con nuestros muertos y al gritar el dolor acumulado y sin palabra de los cuerpos. Ella toma “conciencia” de su situación viviendo la experiencia de opresión y sufrimiento que le impone su padrastro, “Don Facundo”. De esta forma, evita transitar una experiencia que ya está “instrumentalizada” y escapa a la lógica de “atomización” que impone el dueño de la tierra con su ley. Esto le permite realizar una crítica y una práctica (praxis) revolucionaria que le/nos permite reflexionar sobre el dolor y la tragedia de nuestros cuerpos.
Como decíamos anteriormente, Marechal sitúa la tragedia en el campo argentino en la época de la “Conquista civilizatoria”. En la frontera territorial que va avanzando sobre lo “desconocido”, sobre el otro preexistente, “Don Facundo” defiende la estancia “La Postrera” frente al acecho de “los indios pampas”. La tierra de la que se apropia “Don Facundo” luego de que “Luís Vélez” (padre biológico de “Antígona” y de “Ignacio y Martín Vélez”) muere luchando contra “Los pampas”, es una estaca, una “punta de lanza” en medio del desierto pampeano. En este sentido, es interesante analizar la figura de “Don Facundo” como un “apropiador originario de la tierra”, al decir de Marx, que impone su ley y avanza ganando tierras para luego usufructuar con ellas. Este “propietario originario” que, de alguna forma, Marechal construye podría ser una expresión de nuestros primeros dueños de la tierra que tuvieron un rol central en el desarrollo posterior de la Argentina.
Pero volviendo a la obra de Marechal, “Ignacio Vélez” deserta, se pasa a
ser engañado