¿Cómo debe ser tu vida para alcanzar la promesa de Jesús de llegar al cielo?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
debemos ayudar a los demas con todo lo que podemos y seguir las ley de Dios
Dios quiere que todos vayamos al Cielo: si no lo logramos no es culpa de Él, sino de que nosotros o bien no queremos como los ateos, o bien queremos con la mente pero no con el alma, y seguimos pecando.
No vamos al Cielo, al Purgatorio o al In.fierno porque Dios diga "este sí, este no" (como creen los protestantes) sino que Dios nos abre a todos las puertas, que podemos libremente rechazar.
Para ir al Cielo, debemos aceptar la gracia de Dios, que nos limpia de todos nuestros males. Esto comienza creyendo en Él y aceptando su mensaje. Luego depende de que no cometamos más pecados graves que rompan nuestra relación con Dios, y que la mantengamos viva recibiendo los sacramentos (comunión, confesión, etc.). Si rompemos nuestra relación con Dios, deberemos ir a buscarlo en los sacramentos.
Para no ser hipócritas, Jesús nos dio una norma moral general, que definiría si nuestra alma estaba con Él o no: El que tratáramos a todos los demás como lo trataríamos a Él. Es bueno recordar la Parábola de las Ovejas y las Cabras:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.” Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”
Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, ma.lditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.” Entonces dirán también estos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.” E irán estos a un cas.tigo eterno, y los justos a una vida eterna.»
En consecuencia no debemos ser hipócritas. Lo importante, como dice San Pablo en Romanos 10, es que creamos en nuestro corazón y no solo en nuestra lengua. Debemos tratar hasta la mue.rte a los demás como Dios quiere que lo hagamos y habremos de llegar al Cielo.