¿Cómo crees que ha afectado la epidemia de la desinformación a la respuesta frente al COVID-19 en la sociedad?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Una sociedad que ansía desesperadamente datos fiables y una industria de publicación científica que aún arrastra muchos aspectos de la era Gutenberg han contribuido a una pandemia paralela, una “infodemia”. El término se utiliza para referirse a la sobreabundancia de información (alguna rigurosa y otra falsa) sobre un tema.
La infodemia ha supuesto un lastre en el debate sobre la COVID-19. Entre los ejemplos en el frente terapéutico se incluyen el auge y la caída del tratamiento basado en la hidroxicloroquina, la difusión del uso de lejía diluida como tratamiento –ambos potenciados en gran medida por la adhesión personal del presidente de los EE.UU.− y la inclusión de la ivermectina en las directrices terapéuticas nacionales de Perú y Bolivia en base a experimentos in vitro e información fraudulenta.
Pero existen otras áreas críticas en las que la información falsa o tergiversada ha desempeñado un papel a lo largo de esta pandemia, incluyendo el debate sobre la protección de la población infantil durante el confinamiento, el uso de mascarillas o el nivel y la duración reales de la inmunidad al virus. Todo esto procede de la precipitación en la publicación científica, que en algunas ocasiones situó los intereses partidistas por encima de las pruebas contrastadas, y de un exceso general de opiniones cuando se dispone de pocos datos o la información es deliberadamente engañosa.