¿Como comprender el sentido global de la humildad?
Respuestas a la pregunta
Dos caminos podemos seguir para el estudio y comprensión de la humildad: el camino que nos han trazado los doctores con su doctrina y el camino que han seguido Jesús y los santos. Jesús, además, nos ha dicho: Aprended de mí que soy manso y humilde.
Los doctores nos dirán que la humildad tiene como función moderar los ímpetus de la soberbia que nos lleva a creernos poco menos que únicos en el mundo. No es una virtud cuyo papel sea empujarnos hacia arriba, sino más bien hacia abajo. Pone ante nosotros nuestra condición de creaturas, nuestras limitaciones y debilidades y nuestros pecados. La humildad es luz, es conocimiento de lo que somos. No es timidez ni gazmoñería y, mucho menos, es inutilización de los dones recibidos.
Un aspecto importante merece ser destacado, porque a veces se olvida o se deja en la penumbra. La humildad cristiana hace referencia necesaria a Dios. Pide la sumisión del hombre a Dios, de la creatura al Creador y sólo por esto, la humildad exigirá someterse a los hombres. Insisto en este aspecto “religioso” de la humildad cristiana. Es esencial para su recta comprensión. Pero, además, porque creo es uno de los aspectos que se deben poner de relieve en la humildad como virtud de estado de la Hija de la Caridad. Más adelante volveré sobre esto mismo más detenidamente.
La experiencia de los santos nos abre un camino mucho más rico y atrayente, más sugerente e inspirador. Pensemos en Santa Teresa de Jesús, en San Vicente y en Santa Luisa. Pensemos en Santa Catalina, a quien no debemos olvidar cuando se trata de formar a las Hijas de la Caridad en la humildad. San Pedro de Alcántara daba en cierta ocasión este consejo a Santa Teresa: Para los asuntos del Evangelio haga más caso a los que lo viven que a los que solamente lo enseñan. Voy a seguir este consejo en mi exposición y así, desde la experiencia de los santos quedará completada la doctrina de los doctores.