Historia, pregunta formulada por dollrati, hace 1 mes

Como comienza el camino hacia la democracia de masas?doy coronita a la mejor respuesta

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Contestado por mireyapamelabq
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Contestado por nellyquinones05
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Existencia reconocida de una sociedad no sometida al poder absoluto de un Estado y tan poco segmentada y jerarquizada como sea posible; reconocimiento de la racionalización como un elemento esencial de conflictos sociales que deben combinar la oposición de intereses o de ideas con la referencia a un interés general; y, por último, aceptación de un principio ético que establece el derecho absoluto del individuo a la mayor libertad posible de creencias e iniciativas – en estos términos, el sociólogo francés Alain Touraine define la democracia en este texto publicado al día siguiente de la construcción del muro de Berlín.

por Alain Touraine

El siglo XX no ha sido amante de la demo­cracia. Ese siglo, que sólo ha durado setenta y cinco años, de 1914 a 1989, de la Primera Guerra Mundial a la apertura del muro de Berlín, aspiró a ser el de las revoluciones, las liberaciones y el desarrollo. Ahora bien, eso objetivos que desper­taron tantas esperanzas y provocaron moviliza­ciones populare tan importantes son, en su principio mismo, contrario a la democracia pues exigen una unidad contra un enemigo o un obs­táculo, en circunstancias que la democracia es plu­ralista por naturaleza. os cuesta mucho aceptar esta oposición, obre todo si vivimos en lo que se ha denominado el Tercer Mundo. También nos cuesta, en panicular si somos occidentales, renun­ciar al sueño que Occidente concibió para el siglo XX: ver el espíritu de la democracia, formado pri­mero en Gran Bretaña, en Estado Unidos y en Francia, extenderse al mundo entero empezando por lo paíes más próximo, Alemania, Italia, España, para llegar luego a los de Europa Central, a los del Este europeo, a América Latina y, final­mente, al resto del mundo.

Durante del siglo XX algunos ideólogos venido de lo países más ricos afirmaron que el crecimiento económico, la democracia política y la felicidad personal avanzaban simultáneamente. La realidad histórica de mintió brutalmente e te optimimo ingenuo. El país que encarnaba quizá más que todo lo demás los ideales de la moder­nidad, la Alemania de Weimar, sucumbió al nazismo. Paralelamente las protestas de los pueblos colonizados recordaron con bastante rudeza a las grandes naciones occidentales que su dominio sobre una parte importante del mundo se ejercía empleando métodos muy poco democráticos.

A la inver a, los movimientos revolucionarios anticapitalistas y antiimperialista, formado en nombre de los pueblos o de las clases dominada, no merecieron su nombre de democracia popular y pronto se advirtió que fueron impuestos por un ejército extranjero en la mitad de lo países de Europa. A su vez, mucho regímenes nacido de la descolonización e convirtieron también en dictadura que dependen a menudo de un protector extranjero. Los países pobres no avanzaron por el camin de la libertad ino por aquel en que urgen los regímene autoritarios y totalitarios. Por su parte, los países más modernizados cayeron a veces ep lo fascismo , e impusieron regímenes coloniales y favorecieron la desigualdad socia! en gran parte del planeta.

Esas imágenes, que corresponden a la primera mitad del siglo, son in duda hoy en día demasiado sombrías, pues la democracia ha sobrevivido, se ha profundizado, se ha extendido en Occcideme y ha reconquitado incluso numerosas tierras perdidas en Europa Oriental y en América Latina en particular. Pero una reflexión seria sobre la democracia no puede limitarse a implificaciones eufórica de esta índole. La dramática historia del siglo XX merece una reflexión cuyo punto de partida sólo puede er el siguiente: democracia y desarrollo no siempre van juntos; pueden incluso avanzar por caminos opuesto.

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