¿Cómo ayudaron el nacionalismo, el imperialismo y el militarismo a preparar el escenario para la Primera Guerra Mundial?
Respuestas a la pregunta
El 11 de noviembre de 1918, a las 11.00 horas, los representantes de Francia y Reino Unido por un bando y de Alemania por el otro, firmaban en un vagón de tren en el bosque de Compiègne, en el norte de Francia, el armisticio que ponía fin a la Primera Guerra Mundial.
El ejército alemán estaba absolutamente agotado y la entrada de los aliados en Bélgica en agosto puso al Reich contra las cuerdas. Los socialdemócratas germanos se hicieron con el poder y forzaron un armisticio que se materializaría al año siguiente en el Tratado de Versalles.
Aquella paz, con unas cláusulas durísimas para Alemania, tuvo unas consecuencias nefastas para Europa, con la desaparición de cuatro grandes imperios y una nueva configuración territorial. En los años siguientes, el continente se vio inmerso en una enorme crisis.
Todo ello provocó un fuerte avance del nacionalismo y el nacimiento del nazismo. La solución a la Primera Guerra Mundial fue, paradójicamente, el germen de la Segunda.
Situación complicada
Un siglo después del final de la Gran Guerra, la Europa unida vive uno de sus momentos más complicados, coincidiendo precisamente con el auge de los nacionalismos y de la ultraderecha en países como Austria, Alemania, Francia o Hungría.
La presión migratoria está propiciando el incremento de mensajes xenófobos y radicales y algunos han querido ver un paralelismo entre aquella época y la actual.