cómo apartir del amor se construye la paz?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
espero que te ayude
Explicación:
El amor no se demuestra, sino que se vive y canta, como hace la Biblia Cristiana, cuando presenta en gran Canto al Amor (1 Cor 13). Allí se dice que el amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta») que «el amor todo lo puede». Ciertamente, en un sentido, es todo-poderoso. Pero, en otro es impotente, pues, en contra de lo que hicieron las revoluciones marxistas (que buscaban el poder para cambiar desde el poder la vida de los hombres), el amor no busca el poder, no lo consigue ni administra, sino que ama y transforma a los hombres desde la misma base de la vida, sin necesidad de tomar el poder para ello.
En esa línea se abre un camino difícil e intenso, en el que vinculan, al menos, dos tipos de amor: (a) El amor íntimo, de persona a persona, amor de enamorados, de amigos… (b) Y el amor “social”, que se expresa como experiencia y compromiso de ayuda a los menos favorecidos, incluso a través de una transformación social, como supone Mt 25, 31-46: Amar es dar de comer al hambriento, acoger al exilado, vestir al desnudo, visitar y ayudar al enfermo y encarcelado.
1. En el plano afectivo-sexual estamos todavía presos en un tipo de patriarcalismo que, en el mejor de los casos, se expresaría así. (a) Como amante, el varón debía ser el fuerte: Poderoso en voluntad, claro en ideas, robusto en cuerpo, decidido en sus acciones. Éste es el amor que se impone y expande, desde el varón a la mujer desde los padres hacia los hijos. (b) Por su parte, la mujer tendría que ser cálida, atractiva, acogedora… dejándose querer, pero en la línea en que le quiere el padre o el marido. Ya sé que no aceptáis este esquema, pero puede servirnos para seguir pensando. ¿Qué se quiere decir cando se dice que el varón será potente y la mujer acogedora? ¿Qué tipo de poder se está presuponiendo? ¿Cómo se vinculan y fecundan potencia y calor, fuerza y afecto.
2. En el plano operativo-personal podríais recordarme algunos pasajes del evangelio, en los que el amor aparece como principio de curación: «Si quieres, puedes curarme». Jesús contesta: «Quiero, queda limpio» o «tu fe te ha salvado». Existe, sin duda, un poder de sanación que se halla unido a la palabra del querer y a la fe que confía en Dios. «Querer es poder», dice el refrán. Se trata, en nuestro caso, de un querer lleno de amor, un «querer de fe» que mueve las montañas, crea mundos y destruye los poderes del mal y del infierno, a través de una palabra creadora. Éste es un poder de afecto. Amar es “querer”, es una “gana” poderosa (Unamuno), es un deseo activo.