Ciencias Sociales, pregunta formulada por verocastro34, hace 1 mes

¿Cómo afectó el cultivo de banano a los países de Centroamérica?

Respuestas a la pregunta

Contestado por diaestrada
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El crecimiento e intensificación de la producción en las grandes plantaciones durante los años ochenta y a comienzos de los noventa generó una serie de problemas ambientales. La expansión del cultivo de banano se realizaba tradicionalmente a expensas de los bosques y otra vegetación natural. Por ejemplo, en Costa Rica la superficie de cultivo aumentó de 20 000 a 50 000 hectáreas en sólo cinco años. Lo que es más importante, la producción de banano para exportar es en general intensiva, con niveles elevados de insumos externos, y a menudo se realiza en plantaciones de monocultivo organizadas a lo largo de líneas agroindustriales. La mayoría de las explotaciones se valen del uso frecuente de agroquímicos para mantener la fertilidad y reducir las pérdidas causadas por las plagas. Ya que los grandes monocultivos están expuestos al aumento de los ataques de plagas y enfermedades, es necesario, en términos generales, aumentar el uso de plaguicidas. A su vez, la utilización extensiva de sustancias agroquímicas ha provocado la aparición de cepas de plagas resistentes a los plaguicidas. La incorrecta eliminación de residuos, como por ejemplo bolsas de plástico impregnadas con plaguicidas o fruta rechazada, también ha generado contaminación. Las prácticas de producción inadecuadas han llevado en muchos casos a la contaminación de las tierras y los cursos de agua y acuíferos, y a una reducción de la diversidad biológica.

En los años ochenta y noventa se observó un aumento de la sensibilización de la opinión pública ante los problemas ambientales. Éstos se reflejaron en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, en la que los gobiernos reconocieron la importancia de la buena gestión de los recursos naturales para conseguir un desarrollo sostenible. Ya que los consumidores están cada vez más sensibilizados respecto a las cuestiones ambientales, la producción agrícola intensiva ha atraído una atención cada vez mayor. Debido a que la producción y el comercio del banano se concentran en las grandes empresas transnacionales, el sector bananero fue sometido a un minucioso análisis en los años noventa (véase Capítulo 6). La fuerte presión ejercida por las ONG, una cobertura informativa negativa y un cambio en las preferencias de los consumidores hacia productos «respetuosos con el medio ambiente» hizo que algunas empresas tomasen medidas para reducir los efectos adversos del cultivo de banano sobre el medio ambiente. La eliminación de residuos ha mejorado considerablemente durante los últimos diez años. La recogida de plásticos, el compostaje de desechos orgánicos y el tratamiento de aguas residuales se han convertido en prácticas habituales en muchas plantaciones.

Mientras tanto, el mercado mundial del banano se ha sobresaturado y los precios han disminuido, reduciéndose así los incentivos para incrementar la producción de banano. La superficie cultivada de banano se ha estabilizado en los principales países productores y se prevén futuros incrementos de la producción derivados de los aumentos del rendimiento en las explotaciones actuales, más que la expansión a nuevas tierras. En consecuencia, la producción de banano ya no es actualmente una amenaza para los bosques primarios.

Sin embargo, la contaminación causada por la utilización intensiva de sustancias químicas en la producción de monocultivos sigue siendo un desafío para el productor, ya que los cambios en la utilización de insumos afectan a la productividad. El monocultivo de banano atrae una amplia gama de plagas y enfermedades, sobre todo enfermedades por hongos difíciles de combatir en climas tropicales. La principal enfermedad por hongo, la sigatoka negra, puede mutar y desarrollar resistencia a los fungicidas, generando un problema para los administradores de las plantaciones que intentan reducir el uso de sustancias agroquímicas. Las técnicas biológicas para combatir este hongo han demostrado hasta el momento no ser terminantes y es necesario seguir investigando en este ámbito.

Parte de la solución podría encontrarse en los métodos de manejo integrado de plagas (MIP) y de manejo integrado de plagas y producción. Estos métodos luchan contra las plagas mediante medios mecánicos y biológicos, utilizando plaguicidas químicos sólo como último recurso. Cuando es necesario el uso de plaguicidas, se da preferencia a aquéllos menos tóxicos y persistentes. La idea central del manejo integrado otorga menos importancia a la erradicación de plagas y más a limitar su población hasta un nivel en que el daño que cause sea económicamente aceptable para el agricultor. También hacen un uso cauteloso de la fertilización para evitar la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas.
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