¿como afecta la quema de basura a nuestra salud mental?
Respuestas a la pregunta
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Los estudios sugieren que la exposición prolongada a la contaminación del aire puede afectar al desarrollo cerebral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año, siete millones de personas mueren debido a la contaminación del aire. Además de aumentar el riesgo de enfermedades físicas, el aire contaminado podría estar aumentando también los trastornos mentales.
Diversos estudios vienen mostrando que la contaminación está asociada a más casos de enfermedad mental, empeoramiento de la capacidad de juicio y el desempeño escolar. Además, podría influir en los niveles de criminalidad.
Según un estudio publicado en marzo de 2019, por la investigadora Joanne Newbury, del King’s College de Londres, adolescentes expuestos al aire contaminado presentaron mayores riesgos de tener episodios psicóticos, como por ejemplo, presentar paranoias.
Ella no analizó las causas, pero el estudio coincidía con otras investigaciones que sugieren esta relación. «Esto se suma a las evidencias que vinculan la contaminación del aire a problemas de salud física y demencia. Si es malo para el cuerpo, es de esperar que sea malo para el cerebro «, afirma.
Un estudio anterior sobre comportamiento delincuente, realizado con 682 adolescentes en Los Ángeles, en Estados Unidos, analizó el efecto acumulativo de la exposición a partículas minúsculas de contaminantes durante 12 años. Los investigadores observaron que en las áreas con mayor contaminación, hubo más actitudes delincuentes.
La posible razón es que estas diminutas partículas contaminantes entrarían en el cerebro en desarrollo causando inflamación y provocando daños cerebrales responsables de las emociones y decisiones.
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La mayoría de los urbanitas piensa en las grandes ciudades como un inmenso paraíso donde crecer personal y profesionalmente. Sin embargo, lejos de la idealización de quien las habita –o de quien sueña con hacerlo–, las urbes tienen un lado que dista mucho de ser paradisiaco: soportar el ruido constante del tráfico, recorrer grandes distancias a diario en un estado de estrés permanente o vivir bajo una boina de contaminación que, visible o no, flota sobre nuestras cabezas.
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