¿cómo afecta la autoestima para construir relaciones sanas con otros?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Las relaciones sanas comienzan con la propia felicidad. De ahí la importancia de arrancar con una autoestima fuerte. Porque no podemos ser felices con nadie si antes no somos felices siendo nosotros con nosotros. Tampoco podemos hacer felices a otras personas si ellas no quieren serlo. La felicidad es únicamente una elección y solo cada persona es capaz de poner en marcha la suya propia. Lo más que podemos hacer cuando nos relacionamos con otras personas es facilitar al máximo las cosas sin llegar a perdernos y compartir la propia felicidad. Lo cual ya es mucho.
Explicación:DAME CORAZON
Respuesta:
Las relaciones sanas comienzan con la propia felicidad. De ahí la importancia de arrancar con una autoestima fuerte. Porque no podemos ser felices con nadie si antes no somos felices siendo nosotros con nosotros. Tampoco podemos hacer felices a otras personas si ellas no quieren serlo. La felicidad es únicamente una elección y solo cada persona es capaz de poner en marcha la suya propia. Lo más que podemos hacer cuando nos relacionamos con otras personas es facilitar al máximo las cosas sin llegar a perdernos y compartir la propia felicidad. Lo cual ya es mucho.
Según Patrick Lencioni, experto en relaciones interpersonales y gestión de equipos, todas las relaciones para que funcionen deben subir una serie de escalones hasta llegar a lo más alto y no hay atajos ni posibilidad de dar saltos.
Confianza: La clave para que cualquier tipo de relación tenga posibilidades de funcionar está en crear una base sólida de confianza. Jamás habrá relaciones auténticas, ni llegaremos a crear algo juntos si desconfiamos de la persona o las personas con la que estamos. Cuando los hijos desconfían de sus padres les ocultan información, cuando no te fías de tu compañero de trabajo te pones a la defensiva y cuando no tienes confianza en tu pareja te sientes inseguro. Las relaciones sin confianza son siempre falsas, cautelosas, inciertas y superficiales. La confianza aunque no garantiza un final feliz, sí abre la posibilidad de que se pueda construir una relación verdadera.
Comunicación trasparente: Solo cuando de verdad confío en las personas con las que estoy, tengo la seguridad suficiente para expresar lo que de verdad pienso y siento. Y solo así podemos conocernos de verdad, podemos expresar nuestros sueños, deseos o nuestras inquietudes y temores. La comunicación trasparente deja fuera las mentiras, las verdades a medias o las cosas no dichas. Naturalmente hay que sentirse muy seguro para poder decir lo que de verdad se piensa, pero esa es la única manera de llegar a algún tipo de compromiso sincero. Sin comunicación trasparente solo se dirán cosas políticamente correctas pero no saldrá a la luz la verdad y por lo tanto no se llegará a nada.
Compromisos reales: Poder decir lo que realmente se piensa y se quiere permite acuerdos creíbles y fiables. Acordar cosas es la manera hacer y construir algo juntos, puede ser una familia, un viaje o un negocio. Los acuerdos nos permiten avanzar y crear. Son la materialización concreta de la confianza y del uso real del “nosotros” y el “juntos”. Lo contrario son los falsos compromisos, donde con las buenas palabras de la comunicación superficial se dice que “se va a hacer” pero lo cierto es que no se pasa de intentarlo mínimamente solo para cubrir el expediente. Lo que se traduce en frustración, decepción y falta de resultados.
Interresponsabilidad: Si quieres que tus relaciones funcionen, con tus hijos, tu pareja o tus compañeros de trabajo es imprescindible que todos arriméis el hombro para lograr que los acuerdos y compromisos se cumplan. Por lo que no valen actitudes del tipo “eso no es asunto mío” o “mirar hacia otro lado”, en una relación sana “todo es asunto tuyo”. Todos estáis en el mismo barco y avanzareis mas rápido o más lento dependiendo de la implicación que tengáis. Y si las cosas no van bien os hundiréis todos.
Todos ganan: Subir la escalera de unas relaciones sanas tiene premio. Y el premio es siempre compartido y celebrado. El esfuerzo de todos, es siempre el resultado de todos y por lo tanto el premio de todos. Al final, todos ganan. Es una realidad. La relación sale más fortalecida, las personas más seguras y felices. Lo contrario son las “medallas individuales”, los premios parciales y el “yo gano a costa de que tú pierdas”.