Religión, pregunta formulada por Regiamaria6893, hace 4 meses

Comentario sobre las bienaventuranzas del papa juan pablo segundo

Respuestas a la pregunta

Contestado por rolandoterrazas10
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Respuesta:9. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia (Ibíd.. 5, 6). Con estas palabras Jesús nos convoca a la santidad, a la justicia o perfección que surge de la escucha de la Palabra de Dios hecha estilo de vida, conducta social, existencia cotidiana. De esa justicia que la Iglesia quiere promover eficazmente entre los hombres mediante su doctrina social, que vosotros, jóvenes, debéis estudiar con interés y aplicar con tesón.

10. Bienaventurados los pobres de espíritu (Matth. 5, 3). Esta es precisamente la primera de las ocho bienaventuranzas que proclamó Jesús en el sermón de la montaña.

8. Bienaventurados los mansos (Matth. 5, 4). Se expresa así el maestro bondadoso, que predicando el reino de Dios dijo también a sus discípulos: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Ibíd. 11, 29).

1. En este encuentro, que tanto he deseado y al que vosotros os habéis preparado gozosamente con numerosas iniciativas, nos ha hablado Jesús. Acabamos de escuchar uno de los pasajes del Evangelio que más ha conmovido al mundo a lo largo de los siglos: las ocho bienaventuranzas del sermón de la montaña.

2. Queridos amigos: El programa evangélico de las bienaventuranzas es trascendental para la vida del cristiano y para la trayectoria de todos los hombres. Para los jóvenes y para las jóvenes es sencillamente un programa fascinante. Bien se puede decir que quien ha comprendido y se propone practicar las ocho bienaventuranzas propuestas por Jesús, ha comprendido y puede hacer realidad todo el Evangelio. En efecto, para sintonizar plena y certeramente con las bienaventuranzas, hay que captar en profundidad y en todas sus dimensiones las esencias del mensaje de Cristo, hay que aceptar sin reserva alguna el Evangelio entero.

3. Jesús de Nazaret comenzó su misión mesiánica predicando la conversión en el nombre del reino de Dios. Las bienaventuranzas son precisamente el programa concreto de esa conversión. Con la venida de Cristo, Hijo de Dios, el reino se hace presente en medio de nosotros: «Está dentro de nosotros», y al mismo tiempo ese reino constituye la escatología, es decir, la meta definitiva de la existencia humana. Pues bien, cada una de las ocho bienaventuranzas señala esa meta ultra-temporal. Pero al mismo tiempo cada una de las bienaventuranzas afecta directa y plenamente al hombre en su existencia terrena y temporal. Todas las situaciones que forman el conjunto del destino humano y del comportamiento del hombre están comprendidas de forma concreta, con su propio nombre, en las bienaventuranzas. Estas señalan y orientan en particular el comportamiento de los discípulos de Cristo, de sus testigos. Por eso las ocho bienaventuranzas constituyen el código más conciso de la moral evangélica, del estilo de vida del cristiano.

4. Bienaventurados los que lloran: es decir, los afligidos, los que sienten sufrimiento físico o pesadumbre moral; porque ellos serán consolados (Matth. 5, 5).

Explicación:

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