cinco ejemplos de cómo la cibernética puede mejorar las capacidades humanas por favor es para las 5
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Si pudiese usted mejorar, implantarse un chip en el cerebro que amplíe su sistema nervioso a través de internet, ‘actualizarse’ y convertirse parcialmente en máquina, ¿lo haría? Lo que plantea Kevin Warwick, profesor de Cibernética en la Universidad de Reading, puede parecer ciencia-ficción pero no lo es: él mismo tiene varios chips implantados, lo que le convierte en un cyborg: mitad hombre, mitad máquina. En este apasionante artículo, Warwick explica los diversos pasos que se han dado para cultivar neuronas en un laboratorio que, después, pueden utilizarse para controlar robots, y cómo, además, los chips implantados en el cerebro pueden mover músculos de nuestro cuerpo a voluntad. No falta mucho para que también tengamos robots con cerebros creados con neuronas humanas que tengan el mismo tipo de habilidades que los cerebros humanos. ¿Deberían, entonces, tener nuestros mismos derechos?
INTRODUCCIÓN
Durante años, la ciencia ficción miró hacia un futuro en el que los robots fueran inteligentes y los cyborgs, mezcla de humano y máquina, frecuentes: Terminator, Matrix, Blade Runner y Yo, Robot son buenos ejemplos de ello. No obstante, hasta la última década, cualquier estudio sobre lo que esto podría suponer en el mundo real del futuro carecía de utilidad, ya que todo se consideraba ciencia ficción y no realidad científica. Hoy, sin embargo, la ciencia no solo se ha puesto al día, sino que ha incorporado, con ayuda de algunas de las ideas lanzadas por la ciencia ficción, utilidades a las que aparentemente no lograban llegar los argumentos originales (y que en algunos casos siguen sin llegar).
Tenemos aquí en cuenta varios experimentos diferentes a la hora de enlazar la biología con la tecnología desde una óptica cibernética, que en última instancia combina sobre todo humanos y máquinas en una fusión relativamente constante. La clave es que el sistema final global es lo que importa. Cuando se trate de un cerebro, y así será probablemente, no deberá considerarse como una entidad independiente, sino más bien como parte de un sistema global que se adapta a las necesidades del sistema: la criatura cibernética, combinada en conjunto, es el sistema que nos importa.