Ciencias Sociales, pregunta formulada por jaimitopardave83, hace 2 meses

Ciencia y tecnología del gusto y olfato explicaciones iniciales ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por Jiminbill
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Respuesta:

Dado que las enfermedades que afectan al olfato y al gusto no son potencialmente mortales, es posible que no se les preste la atención médica necesaria. Sin embargo, estos trastornos generan frustración, ya que afectan la capacidad para disfrutar de la comida, la bebida y los aromas agradables. También interfieren con la capacidad de detectar productos químicos y gases potencialmente nocivos y, por lo tanto, pueden tener graves consecuencias. En ocasiones, el deterioro del olfato y del gusto se deben a trastornos graves, como un tumor.

El olfato y el gusto están estrechamente relacionados. Las papilas gustativas de la lengua identifican el sabor y las terminaciones nerviosas de la nariz identifican el olor. Ambas sensaciones se comunican al cerebro, el cual integra la información para que los sabores puedan ser reconocidos y apreciados. Algunos sabores, tales como lo salado, lo amargo, lo dulce y lo ácido se pueden reconocer sin el sentido del olfato. Sin embargo, para identificar sabores más complejos (como la frambuesa) se requiere la intervención tanto del sentido del gusto como del olfato.

Los trastornos más comunes del olfato son la pérdida parcial del olfato (hiposmia) y la pérdida completa (anosmia). Dado que diferenciar un sabor de otro se basa sobre todo en el olfato, el sujeto a menudo nota en primer lugar que disminuye su capacidad para oler cuando la comida le parece insípida.

Cómo se perciben los sabores

Para distinguir la mayoría de los sabores, el cerebro necesita información proporcionada por el olfato y el gusto. Estas sensaciones se transmiten al cerebro desde la nariz y la boca. Distintas áreas del cerebro integran la información, permitiendo que el sujeto reconozca y aprecie los sabores.

Una pequeña superficie de la membrana mucosa que recubre la nariz (el epitelio olfativo) contiene células nerviosas especializadas llamadas receptores olfativos. Estos receptores poseen unas proyecciones similares a pelos (cilios) que detectan los olores. Las moléculas transportadas por el aire al entrar en el conducto nasal estimulan los cilios, desencadenando un impulso nervioso en las fibras nerviosas cercanas. Las fibras continúan hacia arriba y atraviesan el hueso que forma el techo de la cavidad nasal (lámina cribosa) y se conectan a unas dilataciones de las células nerviosas (bulbos olfatorios). Estos bulbos forman los nervios craneales del olfato (nervios olfatorios). El impulso viaja a través de los bulbos olfatorios, por los nervios olfatorios y alcanza el cerebro. El cerebro interpreta el impulso como un olor distinto. Además, se estimula el área del cerebro donde se almacena la memoria de los olores (el centro del olor y del gusto en la parte media del lóbulo temporal). Los recuerdos permiten a la persona distinguir e identificar muchos olores diferentes percibidos a lo largo de la vida.

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