Causas del fracaso de la social democracia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1- No hay posicionamiento. Desde hace tiempo el partido socialdemócrata tiene un grave problema de posicionamiento y diferenciación de su competidor directo: la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel. La idea de que SPD y CDU son lo mismo ha crecido en los últimos años como nunca antes. Existe un consenso generalizado sobre la gran cantidad de puntos de acuerdo entre ambos partidos y la inexistencia de divergencias que permitan identificar perfiles claros.
Y esto no es extraño si tenemos en cuenta que de los últimos 12 años de gobierno de Merkel, ocho fueron con el SPD como compañero de coalición y los restantes cuatro tuvieron el apoyo de la oposición socialdemócrata en temas clave. Si bien no debería sorprender que exista un solapamiento natural entre los partidos mayoritarios que luchan por ocupar el centro del espectro político, es innegable que esta situación se ha convertido en una cruz para el SPD y en una fortaleza para la canciller.
Más allá de los ataques o reproches de Martin Schulz a Merkel (ver abajo), no se detecta una estrategia para salir de este círculo vicioso. Muy por el contrario, la campaña de Schulz ha ido de mayor a menor en términos de intentos de diferenciación respecto a la CDU. De hecho, varias actitudes del candidato socialdemócrata denotan una tendencia a reeditar una gran coalición.
2- No hay creatividad. Cuando los números de Schulz en las encuestas volvieron a los niveles fines de 2016 (22%), el candidato socialdemócrata salió a criticar fuertemente a Merkel. Dijo que la forma de hacer campaña de Merkel hería al sistema democrático en tanto y en cuanto la canciller no presentaba debate ideológico en el espacio público. Un reproche producto de un silogismo bastante simplista: Merkel no quiere debatir, la democracia se nutre del debate, ergo, Merkel está dañando la democracia.
3. No hay público objetivo. El problema de la agenda tiene una causa que al mismo tiempo es su consecuencia: la falta de público objetivo claro. Al no determinar con quién dialogar, el SPD no consigue la disciplina comunicacional necesaria para tener una agenda relativamente uniforme cuyos temas contribuyan a la construcción y refuerzo de un mensaje. Y al mismo tiempo, dicha agenda extremadamente diversificada le impide encontrar un interlocutor sobre el cuál desarrollar una estrategia de campaña eficiente.
4. No hay emociones. Se puede afirmar que la campaña comenzó cuando el antecesor de Schulz, Sigmar Gabriel, decidió que Schulz fuera el candidato de la socialdemocracia. En aquel tiempo parecía que las elecciones alemanas volverían a ser competitivas. El entusiasmo era enorme, el SPD recibía cientos de nuevos afiliados por semana y el mensaje parecía claro: un hombre nuevo, aunque experimentado, que venía a hablar sobre lo que le pasa al ciudadano alemán, sobre sus preocupaciones, sobre sus sueños. Había llegado un renovador con sensibilidad social, preparado para nuevos retos. Hoy, medio año después, no queda nada de eso.
5.- No hay valor. Si el objetivo es desafiar a la política más importante de los últimos 15 años, desbancar a la canciller más popular o derrotar a quien nunca perdió una elección lo primero que hay que tener es mucho valor. Hay que demostrar que el cambio es mejor que la continuidad. Y para hacerlo es necesario un mensaje que rompa con algunos consensos y ,como se dice hoy en día, abogue por salir de la zona de confort.
Explicación:
Respuesta:Existen pocas esperanzas de que la razón ilustrada sea capaz de desarrollar una nueva racionalidad no neoliberal. La ausencia de límite dentro del capitalismo -sistema orientado al goce sin freno y que rechaza el amor
Explicación: tiene consecuencias: un desencadenamiento de lo mortífero verificable en muchos niveles.