Causa y efecto de la revolución Neolítica
Respuestas a la pregunta
Consecuencias
Alteración de los ecosistemas, que progresivamente se convierten en paisaje humanizado de tipo agrícola, ganadero y forestal (paisaje agrario).1113 Esa pérdida de diversidad biológica y simplificación de las cadenas tróficas, sometidas al gusto humano, tuvo a su vez una consecuencia muy interesante: para cada uno de los cultivos, la actividad de distintos grupos humanos a lo largo de todo el mundo durante milenios permitió una prolongada selección artificial de especies, que ha dado lugar a una enorme variabilidad genética en las semillas que en la actualidad se está perdiendo como consecuencia de la globalización, que impone procesos agrícolas y semillas estandarizadas, reducidas en número a las más demandadas por el mercado.141516 El peligro de desaparición de este patrimonio de la humanidad acumulado y conservado en las comunidades rurales dispersas por todo el mundo es objeto actualmente de la atención de programas internacionales de protección.nota 3
Una alteración en los propios seres humanos, que condujo a un empeoramiento de las condiciones de vida por reducción de la variación de la dieta, a pesar de garantizar un suministro más continuo de comida. La mayoría de las poblaciones durante la revolución neolítica sufrían malnutrición crónica y debutó un gran número de enfermedades crónicas o degenerativas, que continúan presentes en la actualidad.45611 El sedentarismo y el aumento espectacular de la densidad de población también produjo peores condiciones sanitarias y endemizó las enfermedades. La presión de la selección natural sobre la especie humana, desde entonces y hasta hoy, ya no se efectúa en las mismas circunstancias que en los cientos de miles de años anteriores al posibilitarse la supervivencia y reproducción de individuos que con un modo de vida paleolítico no las habrían alcanzado.[cita requerida] La dinámica de poblaciones se vuelve enteramente distinta.19
Las primeras civilizaciones urbanas surgen hacia el 3000 a. C. en diversos lugares de África y Asia: en los valles del Tigris y el Éufrates (Ur, Uruk), en el valle del Nilo (Menfis, Giza, Tebas, Abidos), en la llanura del valle del río Hoang-ho (Huixia, Anyang, Gaocheng), y en el valle del Indo (Harapa, Mohenjo-Daro).