Carlos Pozzo, el sacerdote Jesuita que se empolvó los zapatos en Arequipa
Primero fue una sotana y luego una chaqueta vieja de corduroy, pantalón de tela y una boina oscura los que acompañaron a Carlos Pozzo a los sectores más lejanos de una Arequipa, que en 1958 ya se expandía en los cerros.
Pero la prenda que llamaba más la atención era su calzado, unos zapatos simples, pero que siempre estaban con polvo. El Padre Pozzo también tuvo que cumplir una misión de esperanza con las personas al recorrer los sectores más marginados de la Ciudad Blanca que había sido devastada por un terremoto.
El padre Pozzo era pequeño, medía un metro sesenta, pero avanzaba a pasos gigantes por las partes altas de distritos como Paucarpata y Alto Selva Alegre. Siempre hizo más de lo que se le pidió, pues la orden de Jesuitas a la que pertenecía lo designó como docente en el colegio San José cuando fue enviado de Lima a Arequipa, pero él decidió caminar más lejos.
Pozzo era visto como un extravagante cuando iba a los pueblos jóvenes, cuenta que armaba su altar en rocas planas en medio del descampado, en algunos lugares tenía la aceptación de la población que salía a escuchar su misa, pero en otras solo lo observaban desde las ventanas y luego cerraban las cortinas, pero él era paciente.
Al Padre Pozzo le tocó ver a niños jugar en medio de la tierra, alrededor de casas precarias lo que le hizo pensar que no solo debía alimentar el alma, sino también el conocimiento.
En otra oportunidad cuando el Padre estaba por Alto Selva Alegre vio a unos niños jugar en la calle y les preguntó por qué no asistían al colegio, estos le contestaron que no estaban en ninguno. Es así que conoció a la señorita Judith Mejía que colaboró con la obra del Padre, cuenta que en ese tiempo Judith vivía por el lugar y le dijo que podía ayudarlo, porque ella era maestra, pero el padre le dijo que la ayuda no sería remunerada porque no tenían recursos. Es así como ella empezó a enseñar a los niños en mesas improvisadas en locales sociales o cuartitos en las tardes. Más tarde este lugar se convertiría en el colegio más antiguo de CIRCA, llamado San Martín de Porres. Es así que por esa época además de la señorita Judith se sumaron muchos otros profesionales al equipo del Padre Pozzo que creían en su misión y trabajo.
Marca la respuesta correcta:
1.- ¿Por qué los zapatos del Padre Pozzo siempre estaban con polvo? *
a) Porque al caminar arrastraba los pies y ensuciaba sus zapatos.
b) Porque en el lugar donde vivía no había construcción y era pura tierra.
c) Porque frecuentaba las periferias de la ciudad de Arequipa.
d) Porque no tenía otros zapatos para poder cambiarse y limpiar los que tenía.
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por en lugar donde vivía no había construcción y era pura tierra
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