Características económicas sobre la película Tupac Amaru
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peruano producido en el año 1983 y estrenado en 1984, escrito y dirigido por Federico García Hurtado (1937-2020) y producido por Pilar Roca Palacio. Esta película nace en una época de auge de las coproducciones dentro del mundo cinematográfico peruano que no se veía menos afectado por la crisis económica que transitaba el país durante la década del 80, teniendo como fusión el trabajo conjunto de Cinematográfica Kuntur S.A. (fundada y liderada por el propio Federico García) y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfico (ICAIC), este último dirigido en aquella década por Alfredo Guevara y Julio García Espinosa quienes habían planteado nuevos objetivos para el mencionado instituto, entre ellos el de fomentar el crecimiento de las imbricaciones artísticas y culturales con el resto de Latinoamérica.
Las imágenes y escenas de la película fueron filmadas con las costosas cintas 35mm color film negativo, por lo cual muchos tramos fílmicos representan la única toma que se hizo debido a los altos costos que, incluso para una coproducción, eran difíciles de cubrir (cada lata de cinta costaba 245 dólares y servía para filmar 3 minutos y 30 segundos). Estos rollos de cinta además tenían problemas para captar imágenes nítidas en ambientes oscuros, por lo que gran parte de las escenas fueron filmadas con luz solar; a las demás se les trató de dar la mejor iluminación artificial posible.
La mayor parte de la musicalización, dirigida por Juan Márquez, pertenece a músicos peruanos tradicionales y populares como sucede en otros films del director García (El caso Huayanay, por ejemplo, donde se incluye como banda sonora al Conjunto Vientos del Pueblo).
Entre sus actores destacan Reynaldo Arenas (Túpac Amaru II) quien, según palabras de la productora Pilar Roca, terminaría eclipsando al personaje que en suerte le había tocado representar llegando a generar comentarios entre el público asistente a las salas como “vamos a ver la película de Reynaldo”. Osvaldo Sivirichi interpreta al hijo del personaje central, Hipólito Túpac Amaru, Rubén Ascue como Diego Cristóbal (partícipe destacado durante la trama del juicio) y Juan Bravo quien, si bien no aparece con su imagen, definitivamente lo hace con su voz al erigirse como el relator en off de los acontecimientos contextuales que envuelven a los eventos cinematografiados. Ellos son solo algunos de los personajes intervinientes en la representación de uno de los hechos históricos más conocidos de América.
La trama principal de la película radica en el juicio iniciado por parte de los agentes de la Monarquía Hispánica, a través de sus órganos judiciales en América y con la presencia del Visitador José Antonio de Areche, contra José Gabriel Condorcanqui (mejor conocido como Túpac Amaru II) por ser uno de los líderes más destacados dentro del movimiento insurreccional que se había desatado en el Virreinato del Perú a fines del siglo XVIII. La dinámica del film radica en reconstruir la historia de lucha de este curaca rebelde a partir de los testimonios judiciales de diferentes partícipes de la disuelta rebelión quienes, a partir de su relato, dan pie a escenas que representan los hechos acaecidos. La reconstrucción histórica estuvo a cargo del trabajo de investigación de la productora Pilar Roca quien, a partir de su corpus informativo, sentó la base para el guion de Federico García que puso al mismo como objeto de revisión por parte de la llamada Comisión de especialistas de la CONBRETA (Comisión Nacional del Bicentenario de la Rebelión Emancipadora de Túpac Amaru), liderada por Luis Valcárcel.
En esta película un valiente y contestatario Túpac Amaru se enfrenta al engreído, tirano y establecido poder colonial en defensa de quienes son identificados como su pueblo: los indígenas. Obviando las múltiples críticas que se le pueden realizar a este dramático y marcado planteo que vanagloria (casi sin cuestionárselo) a la figura del curaca rebelde y condena incansablemente a la de los españoles (remitiéndose profundamente a la imagen de aquellos que realizaban, por ejemplo, los famosos perreos que cita Tzvetan Todorov), es de notar que lo que en realidad más se representa es el posicionamiento de su director ante hechos de su presente.
La trama de la película, organizada como ya se ha explicitado, intenta reproducir lo más fielmente posible lo sucedido entre los años 1780 y 1781 durante la etapa de insurrecciones andinas al interior del Cusco, desatadas fundamentalmente por las apremiantes reformas fiscales de aquel siglo así como también por la persistencia de prácticas laborales o abusos autoritarios remontables a siglos anteriores, como la mit’a o el repartimiento forzoso de mercancías de los corregidores.