características de el periodo radical
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Organizados para hacer frente a la oligarquía decimonónica, sus integrantes se caracterizaron por un espíritu racionalista, laico y democrático. Surgió así un partido que se transformaría rápidamente en el ala más extrema de liberalismo criollo
.Tras la Guerra Civil de 1891, y a lo largo del Régimen parlamentario, los radicales fueron los principales impulsores de la llamada Alianza Liberal, que junto a la Coalición Conservadora se disputaron el poder hasta 1925. Fue en aquellos años, bajo el fragor de la llamada cuestión social que el viejo liberalismo económico de los primeros radicales, dio paso a la incorporación de nuevas corrientes socialistas al interior del partido, encabezada por Valentín Letelier, uno de los principales promotores del llamado socialismo de Estado y que llevaron a los radicales, en los años venideros, a convertirse en el principal intérprete de la emergente clase media chilena.
Una vez superada la inestabilidad de los años veinte y luego de haber apoyado la nueva Constitución, los radicales del treinta se alejaron de los sectores liberales, para conformar una alianza con los nuevos movimientos sociales dirigidos por Socialistas y Comunistas, dando origen al Frente Popular, en 1937. Desde entonces y por los próximos 14 años, el Partido Radical se transformó en la principal fuerza política del país, expresado en las presidencias de: Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), Juan Antonio Ríos (1942-1946) y Gabriel González Videla (1946-1952).
Bajo estos gobiernos se implementó un modelo económico de "industrialización por sustitución de importaciones" que bajo la conducción de la CORFO logró el surgimiento de empresas estatales básicas para la industrialización. Sin embargo, las políticas populistas aplicadas provocaron una inestabilidad económica debido a las altas tasas de Inflación. Estos hechos, sumado a los actos de corrupción y la persecución de los comunistas, llevaron al radicalismo al desprestigio y la pérdida del poder en 1958. A partir de entonces el radicalismo comenzó a decaer, siendo desplazado por la Democracia Cristiana como eje del centro político y representante de las llamadas clases medias.