¿caracteristica de nuestro pais luego de la guerra de la tripe alianza?
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Respuesta:
1. INTRODUCCIÓN
No obstante las controversias y discusiones, querellas y duelos retóricos; a pesar de haberse escrito sobre ella bibliotecas enteras, la guerra de la Triple Alianza3 sigue siendo objeto de investigaciones en el mundo. ¿En qué mundo? En el mundo de los historiadores de los cuatro países actores, claro, pero también, desde hace bastante tiempo, entre investigadores de otros -y en ocasiones impensables- lugares, no sólo en el resto de América Latina, también en Estados Unidos y en Europa4. Entre los años 2000 y 2003, por ejemplo, se ha publicado casi una decena de libros que abordan tanto el desarrollo de la guerra como aspectos y personajes vinculados directamente a aquélla5. Su lectura confirma que narrar y analizar este fenómeno bélico sigue apareciendo como una tarea procelosa, pero sobre todo evidencia las fuertes relaciones que existen entre guerra y sociedad. Esta vinculación ha sido, a su vez, objeto de reflexiones por parte de reconocidos investigadores de la guerra como hecho social: por un lado los trabajos de E. Wanty (Lárt de la guerra, 1967) y de Franco Cardini (La cultura de la guerra, 1982) se dedican a mostrar las influencias ejercidas por la sociedad sobre las formas de guerra; la otra cara la constituyen trabajos como el de J.K. Galbraith (La paz indeseable, informe sobre la utilidad de las guerras, 1984) en el que se analiza la influencia de la guerra sobre la sociedad. Por las entretelas de esta literatura reciente sobre la guerra de la Triple Alianza se advierte, sin embargo, un nuevo modo de historiar el acontecimiento que la distingue de las interpretaciones que nos ofrecieran las diversas reconstrucciones desde finales del siglo XIX y, que a mi entender, queda delimitada al menos por tres caracteres: su impulso por superar una interpretación nacionalista del hecho bélico, la inclusión de temas considerados tabúes, raleados en investigaciones anteriores, y la presencia de trabajos que vienen a mostrar la conexión entre guerra y cultura.
Este capítulo no pretende ser más que una aproximación a una serie de cuestiones relacionadas con la guerra de la Triple Alianza escasa o insuficientemente explicadas y que han hallado en esos nuevos enfoques un desarrollo más amplio o más riguroso.
Entre 1864 y 1870 el Paraguay y los tres países signatarios de la Triple Alianza -Argentina, Brasil y Uruguay- protagonizaron un conflicto que sigue siendo único en el escenario latinoamericano por su duración, el número de víctimas y sus consecuencias. La acción de las fuerzas liberadas por esa guerra fue de tal magnitud que todo el tejido económico, social, político y cultural del Paraguay, el país vencido, quedo deshecho. Sus consecuencias más visibles fueron los cambios concernientes a sus habitantes, cuya manifestación paroxísmica fue el desequilibrio que creó entre los sexos y entre las generaciones. Según cálculos modernos ese país contaba con aproximadamente 600.000 habitantes en 1865, quedando reducidos a menos de la mitad en 1870, en su mayoría mujeres, ancianos y niños6. Pero para la sociedad paraguaya el catálogo de los efectos de la guerra no se agotó en los cambios concernientes a sus individuos y a su lugar en el orden social. Otras consecuencias menos perceptibles, pero igualmente considerables, fueron las relacionadas con aquellos elementos constitutivos de su memoria como las pérdidas de gran parte de su patrimonio cultural -archivos del Estado y bibliotecas-, la destrucción de lugares de memoria colectiva -monumentos y símbolos nacionales- y las evicciones -como la prohibición del uso del idioma guaraní- que tuvieron su raíz en la reacción contra el sistema político de la preguerra, contenida en el programa de reconstrucción nacional. Esta guerra significó no sólo la destrucción del Paraguay, para el desarrollo posterior de la historia continental representó el último gran acto de una polémica secular: la disputa fronteriza entre los imperios hispano y lusitano y sus respectivos herederos.