Musica, pregunta formulada por elenaarzaba9, hace 1 mes

Cantos de vida y esperanza. Canción en primavera de Rubén Dario tiene recurrencia anaforica​

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Contestado por juankbarrerogonzalez
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Respuesta:

Cantos de vida y esperanza. Canción de otoño en primavera

Rubén Darío

   Juventud, divino tesoro,  

¡ya te vas para no volver!  

Cuando quiero llorar, no lloro...  

y a veces lloro sin querer...  

  Plural ha sido la celeste  

historia de mi corazón.  

Era una dulce niña, en este  

mundo de duelo y de aflicción.  

  Miraba como el alba pura;  

sonreía como una flor.  

Era su cabellera oscura  

hecha de noche y de dolor.  

  Yo era tímido como un niño.  

Ella, naturalmente, fue,  

para mi amor hecho de armiño,  

Herodías y Salomé...  

  Juventud, divino tesoro,  

¡ya te vas para no volver!  

Cuando quiero llorar, no lloro...  

y a veces lloro sin querer...  

  La otra fue más sensitiva,  

y más consoladora y más  

halagadora y expresiva,  

cual no pensé encontrar jamás.  

  Pues a su continua ternura  

una pasión violenta unía.  

En un peplo de gasa pura  

una bacante se envolvía...  

  En sus brazos tomó mi ensueño  

y lo arrulló como a un bebé...  

y le mató triste y pequeño,  

falto de luz, falto de fe...  

  Juventud, divino tesoro,  

¡te fuiste para no volver!  

Cuando quiero llorar, no lloro...  

y a veces lloro sin querer...  

  Otra juzgó que era mi boca  

el estuche de su pasión;  

y que me roería, loca,  

con sus dientes el corazón.  

  Poniendo en un amor de exceso  

la mira de su voluntad,  

mientras eran abrazo y beso  

síntesis de eternidad;  

  y de nuestra carne ligera  

imaginar siempre un Edén,  

sin pensar que la Primavera  

y la carne acaban también...  

  Juventud, divino tesoro,  

¡ya te vas para no volver!  

cuando quiero llorar, no lloro...  

y a veces lloro sin querer.  

  ¡Y las demás! En tantos climas,  

en tantas tierras, siempre son,  

si no pretextos de mis rimas,  

fantasmas de mi corazón.  

  En vano busqué a la princesa  

que estaba triste de esperar.  

La vida es dura. Amarga y pesa.  

¡Ya no hay princesa que cantar!  

  Mas a pesar del tiempo terco,  

mi sed de amor no tiene fin;  

con el cabello gris me acerco  

a los rosales del jardín...  

  Juventud, divino tesoro,  

¡ya te vas para no volver!  

Cuando quiero llorar, no lloro...  

y a veces lloro sin querer...  

  ¡Mas es mía el Alba de oro!

no entendí la pregunta pero bueno

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