Puedes parecer un joven o una joven, agresivo/a, rebelde, aislado/a, inestable y hasta grosero/a. Esto se debe sólo a que estás en una etapa en que piensas diferente a los demás. Procura ser amable y tolerante con las diferencias de pensamiento. No olvides que cada ser es único e irrepetible. Es muy posible que sientas cambios en tus estados de ánimo, de repente puedes sentir depresiones, rabia y al rato puedes estar feliz o incluso puedes cambiar la percepción que tienes de ti mismo de un día para otro.Empiezas a cuestionar las normas que te han enseñado tus padres, buscas libertad e independencia para escoger a tus amigos y amigas o tu pareja. En algunas ocasiones, puedes sentirte presionado a tomar decisiones con las que no estás de acuerdo. Recuerda que todas nuestras acciones traen consecuencias, es muy importante que te informes bien, aclares la situación y finalmente podrás tomar la mejor decisión.Empiezas a sentir “atracción” por otras personas, sientes que te agradan, quieres pasar la mayor parte del tiempo juntos e incluso acariciarte o besarte con ellas o ellos.Aparecen también las “fantasías”, que no son otra cosa que soñar despierto, creando un mundo imaginario relacionado con esa persona que te atrae o el personaje del mundo de la farándula que es tu “amor platónico”.Creas modelos de pareja, según lo que ves en las revistas, el cine, la televisión, Internet o la publicidad e idealizas el amor como algo romántico, dependiente, posesivo, eterno y materialista.Todos estos cambios emocionales o psicológicos son normales, si tenemos en cuenta que los y las adolescentes están expuestos y expuestas a unos fuertes cambios hormonales que los hacen sentir en crisis con el mundo.