C) Escribimos ejemplos en los que se manifiestan las facultades sensitivas y las espirituales.
• Las facultades sensitivas son las capacidades de sus sentidos y sus sentimientos.
• Las facultades espirituales son dos: la inteligencia y la voluntad.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El hombre es un compuesto de alma y cuerpo. El alma es espiritual, es decir, que está dotada de entendimiento y de libertad, y por ese concepto independiente, en sí misma, del cuerpo.
Es el alma, sin embargo, en este mundo el principio de nuestra vida orgánica y animal. Tal es la enseñanza de la Iglesia católica respecto a nuestra alma.
Esa enseñanza toca a muchas cuestiones filosóficas y teológicas. No es nuestro ánimo examinarlas aquí todas, y nos concretaremos en el presente artículo a demostrar la espiritualidad del alma contra los materialistas.
Las pruebas de que la misma alma espiritual e inmortal es el principio de la vida del cuerpo, se encontrarán en el artículo acerca del principio vital.
Según la filosofía de Santo Tomás de Aquino, el alma es una sola, pero dotada de tres clases de potencias; es a saber: potencias vegetativas puramente orgánicas, merced a las cuales se realizan en nosotros las funciones propias de las plantas; potencias sensitivas, merced a las cuales se realizan en nosotros las funciones peculiares a los animales, y especialmente el conocimiento sensitivo de los objetos materiales, las inclinaciones indeliberadas que nos impulsan hacia dichos objetos; y finalmente, facultades intelectuales que nos son propias: el entendimiento y el libre arbitrio. Los actos de las facultades intelectuales son operaciones producidas únicamente por el alma y que no puede producirlas el cuerpo; y así, el alma continúa viviendo y produciendo actos espirituales después de muerto el cuerpo. En cuanto a las funciones de la vida orgánica y de la sensitiva, son comunes al cuerpo y al alma, y cesan, por lo tanto, de efectuarse desde el momento en [1137] que la muerte separa al cuerpo del alma.
Según la filosofía del mismo angélico Doctor, como la materia inorgánica es incapaz de ejercer las funciones de la vida vegetal, ni de la sensitiva, preciso es que vegetales y animales estén constituidos de otra suerte que la materia bruta; hay, por lo tanto, en ellos un principio constitutivo en virtud del cual la materia que los compone es organizada y viviente. Ese principio es simple, es decir, indivisible y único, coincidiendo en eso con el alma humana; pero como dicho principio no posee ni entendimiento, ni libertad, ni potencia alguna superior a las que se ejercen en la materia y por la materia, desaparece en el momento en que la planta o el animal cesan de existir, porque no es otra cosa que el principio que los hace vivir, vegetar y sentir.
Nada queda, pues, de las operaciones de ese principio ni de su esencia desde que la vida de ellos y su facultad de sentir y de alimentarse desaparecen por la muerte. Por lo demás, dicho principio no puede existir sino en la materia que él organiza, porque es el principio mismo que hace que la materia se organice. (Véase el artículo Principio vital.)
La filosofía de Santo Tomás de Aquino, que aquí hemos resumido a grandes rasgos, no concuerda con aquella opinión que considera a los animales como meras máquinas, privadas de verdadero conocimiento.
Está asimismo en oposición con aquellas teorías que hacen radicar las sensaciones, no en el cuerpo vivo por su cualidad de tal, sino en un principio inmaterial que gobernaría el cuerpo como rige un jinete su caballo, y que, dotado de operaciones propias y exclusivas, sobreviviría, aun en los animales irracionales, a los cuerpos que perecen, o habría de ser aniquilado por un acto positivo de Dios.
No nos corresponde examinar cuál de estas doctrinas es la más fundada; cuestión es cuyo debate dejamos a los filósofos en todo aquello que no toca al principio de la vida de que trataremos en el artículo sobre el principio vital; pero para demostrar de una manera terminante la espiritualidad del alma [1138] humana contra los materialistas, necesario es exponer nuestras pruebas con arreglo a una u otra de esas opiniones. Más sencilla y fácil hubiera sido nuestra demostración caso de haber seguido la doctrina opuesta a la de Santo Tomás; pero prefiriendo la verdad a la mayor facilidad de nuestra tarea apologética, seguiremos, por el contrario, la doctrina del Doctor angélico. Porque ella sola nos parece, en efecto, armonizarse con los datos de la sana Filosofía y de la Fisiología, y concuerda además mejor que la opinión contraria con el conjunto de las enseñanzas de la Iglesia (Véase el artículo Santo Tomás de Aquino.) Lo que sí debemos prevenir al lector, es que en esta doctrina la prueba que se toma de las sensaciones y de la simplicidad del alma no tiene el valor que le conceden los filósofos que se arriman a la manera de pensar de Descartes.
Respuesta:
1 palabra que proviene del latín volo (querer), que designa la facultad espiritual por la cual el hombre busca conquistar (quiere) aquellas cosas que la inteligencia le muestra como «buenas»; es la facultad de querer el «bien» conocido por el entendimiento.
Explicación:
2 Los escolásticos siguiendo a Aristóteles, distinguen en el alma humana entitativamente una, tres virtudes, la intelectiva, inorgánica; la sensitiva, que ejecuta por los órganos corporales, y la vegetativa, que se deja conocer en las funciones de la nutrición, crecimiento y reproducción
espero que te sirva :3