Busvar palabras ambiguas en este texto —Mamá, me voy a un lugar a hacer una cosa. —¿A dónde te vas? —A un lugar… que queda por allá. —Por allá, ¿es lejos? —No… más o menos, no tan lejos; es cerca del coso. —¿Qué coso? —Ese coso que una vez te contaba… —No me acuerdo, Natacha. —… dale, si yo una vez te dije y vos me dijiste, Bueno, andá. —Pero ¿¡dónde vas a ir?! —¡Y, ya te dije, mamá! ¿¡o no me oíste!? —Te oí, pero no entendí nada. —Voy cerca de la casa de la nena. —¿¡Qué nena!? —De esa que un día me hizo un regalo. —¿Un regalo?, ¿cuál? —¡Ufa, no me acuerdo! … es esa que tiene el pelo todo así. —¿Enrulado? —No, todo como así… ¡qué vive cerca de ese lugar que vimos una vez! —¿¡Qué lugar, Natacha!? —Ese que queda cerca del quiosco que está a la vuelta de por allá, ese que tiene todo como una cosa así con colores y qué sé yo. —¿El quiosco de la esquina? —No, uno que tiene un aparato que da vueltas… —¿La maquinita que da caramelos? —¡No! ¡Nada, pero nada, pero nada que ver! ¡Uno que da vueltas, mamá! —No sé, Natacha, en un quiosco algo que da vueltas… qué sé yo qué será. —Bueno, pero vos dejame. —Está bien, pero ¿qué vas a comprar en el quiosco? —No, en el quiosco no, yo voy como si fuera más al lado, más para allá… —No sé dónde es, Natacha. —Que uno vez vos me dijiste, Bueno, andá. —¡Sí, ya sé que te dije eso! —Y bueno, entonces dejame de nuevo y listo, para qué pegar tantas vueltas ¿no?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
† Cabal! Usado como interjección, aprueba, afirma o corrobora lo que otro acaba de decir. En igual caso usan en el Perú ¡Cabales!, según Arona (p. 143), quien copia un pasaje de Fernán Caballero para comprobar que también se usa en España.
Cabalonga. f. Haba de S. Ignacio: —62→ semilla de la Ignatia amara. Úsase para envenenar perros (Farm. Mex., página 38).
Cuba. PICHARDO, p. 53; MACÍAS, p. 206.
Caballada. f. Manada de caballos o de yeguas.
Esta palabra no aparece en el Diccionario, a pesar de hallarse en el de Autoridades, en el de Terreros y en el de Salvá. También se usa por el conjunto de caballos de servicio, y así un jefe de caballería dice que trae despeada o rendida la CABALLADA.
«Porque acudiesen los soldados que estaban de custodia en la caballada» (ESPINOSA, Vida del P. Margil, lib. II, cap. 24). «Los indios bárbaros dan un asalto en esta ó en la otra hacienda, y se llevan los ganados y caballada» (MOTA PADILLA, Hist. de la N. Galicia, cap. LXXIII, n. 3). «El motivo fué que junto al mencionado río estaban paciendo la caballada y muchas bestias de carga» (BEAUMONT, Crón. de la Prov. de Mich., parte I, lib. 2, cap. 11). «Caballada bruta ó mansa, mulada, pastorías, en fin, lo que se proporcionaba» (Astucia, tom. II, cap. 6, p. 145).
Río de la Plata. «Conjunto de caballos, sea cual fuere su número, con especialidad cuando están destinados á un determinado objeto, como los que se echan por delante en un vehículo para remudar los de tiro, los que pertenecen á un cuerpo de ejército, ó los de una mensajería» (GRANADA, p. 123).
2. Torpeza o necedad.
Cuba. PICHARDO, p. 54; MACÍAS, p. 207. Guatemala. BATRES, p. 147.
Caballazo. m. Encontrón que da un jinete a otro, o a alguno de a pie, echándole encima el caballo.
«Tres ó cuatro rancheros acudieron á su defensa, y rodeándome, me habrían acribillado á cuchilladas y á balazos, á no haber aparecido en ese momento, como un Santiago, mi fiel asistente Martín, llamando á gritos al escuadrón, que no existía, y repartiendo á diestra y siniestra caballazos y cuchilladas» (PAYNO, Fistol, tom. IV, cap. 16). «Lo acabó de salpicar, teniendo que meterse á gran prisa, por no recibir un caballazo» (Astucia, tom. II, cap. 1, p. 34). «No tengo valor para darte un caballazo» (ID., ib., p. 36).
Caballerango. m. El mozo que en las haciendas o casas particulares cuida y ensilla los caballos.
«Esto hace que tenga que hablar con todo el mundo, y que lo que no sabe por la ama de la casa lo sepa por el cochero, por el lacayo ó por el caballerango» (FACUNDO, Mariditos, cap. 4). «Pero el caballerango no supo darle la dirección». «El vicario escribió la carta. Doña Pancha se la entregó al caballerango» (DELGADO, La Calandria, XV). «A las doce vino el caballerango» (ID., ib., XXIV).
† Caballería. f. Medida agraria, cuya extensión varía según los países. No es fácil asignar la que se le atribuía en las primitivas mercedes hechas a los conquistadores y pobladores. Hoy se conoce con este nombre un paralelogramo de 1104 varas de largo por 552 de ancho, o sean 609408 varas cuadradas, que corresponden a 42 hectáreas, 79 áreas, 53 centiáreas y una fracción. Adoptado oficialmente el sistema decimal para las medidas agrarias, el nombre de CABALLERÍA ha desaparecido de los documentos oficiales e instrumentos públicos; pero se conserva en el trato. En estos últimos tiempos han dado ciertos jefes militares en usar el plural CABALLERÍAS para designar el conjunto de cuerpos, destacamentos o pelotones de esa arma, y dicen: Despaché por tal rumbo las CABALLERÍAS. No era propio el terreno para que pasasen las CABALLERÍAS. Disparate excusado y anfibológico; porque en ambos ejemplos puede entenderse que se trata de las CABALLERÍAS o bestias de silla, sin jinetes.
«Esperaremos que la tropa se acabe de alejar, y me iré á buscarlo, pues es regular que esté con sus caballerías» (Astucia, tom. II, cap. 11, p. 344).
† Caballete. m. La penúltima acepción que le da la Academia debe considerarse como anticuada, por no haber ya prensas de imprenta que tengan la pieza de ese nombre.
2. En Minería es la masa de roca más o menos grande que se atraviesa en la veta, generalmente sin alterar sus condiciones geognósticas. Los mineros suelen darle, por comparación, el nombre de borrasca.