Buenas, cuales son las costumbres que se observan en la obra de la "Iliada" exactamente en la muerte y el rescate de Hector para hoy porfa!!
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
tal vez la más razonable sea la debida a F. Plessis4:
Pindarus es, en realidad, el nombre latinizado de un copista
medieval, tomado luego por el del autor.
En 1875 0. Seyffert identifica dos acrósticos, uno al
comienzo y otro al final del poema, que, leídos consecuti-
vamente desvelaban, en parte, el nombre del autor: ITA-
LIC(V)S SCRIPSIT.
Iram pande mihi Pelidae, Diva, superbi,
Tristia quae miseris iniecithnera Grais
Atque animas fortes heroum tradidit Orco
Latrantumque dedit rostris volucrumque trahendos
Illorum exsangues, inhumatis ossibus, artus.
Confiebat enim summi sententia regis,
fprotulerant f ex quo discordia pectora pugnas,
Sceptriger Atrides et bello clarus Achilles.
(w. 1-8)
Sed iam siste gradum finemque impone labori,
Calliope, vatisque tui moderare carinam,
Remis quem cernis stringentem litora paucis,
Iamque tenetportum metamque potentis Homeri.
Pieridum comitata cohors, summitte rudentes
Sanctaque virgineos lauro redimita capillos
Ipsa tuas depone lyras. Ades, inclita Pallas,
Tuque fave cursu vatis iam, Phoebe, peracto.
(VV. 1063-1070)
Años después, en 1898, Vollmer lee, en los seis prime-
ros versos e inmediatamente después de la cesura pentemí-
F. PLESSIS, La poésie latine, París, 1909, pág. 533.
mera, el mesóstico PI(H)ERIS, es decir, la Musa (diva) a la
que el poeta invoca en el comienzo de la obra
A partir del primer acróstico, la atribución al autor de
los Punica, Silio Itálico, resultó inevitable; la Iliada Latina
habría sido un ejercicio poético de juventud, compuesto en
época de Claudio, hacia los años 45/46 d. C. Tal paternidad
no fue, sin embargo, unánimemente aceptada, fundamen-
talmente por razones de análisis interno de la obra, y prácti-
camente se abandonó cuando, en 1890, H. Schenk16 descu-
brió en un códice humanístico de Viena, el Vindobonensis
Latinus 3509, el nombre de Baebius Italicus en la inscriptio
que encabeza el poema:
Se conocía ya la existencia de un personaje con ese
nombre en el s. 1, perteneciente a una familia de orden se-
natorial originaria de Canusium. El autor de nuestro poema
sería el P. Baebius Italicus que se menciona en una inscrip-
--
S La lectura del primer acróstico presenta problemas, pues el texto
transmitido por la tradición en el verso 7, protulerant (per-) ex quo no
permite leer el nombre completo del autor; de ahí, las vanas conjeturas
para restituir el texto necesario: Vt primum tulerant, que ofrece BAEH-
RENS en su edición, versarant ex quo, de DORING, y otras por el estilo.
Aunque parece imponerse la adopción de alguna de estas conjeturas, por
no incidir gravemente en la traducción, mantenemos el texto transmitido,
entre cruces, tal como lo presenta la edición de SCAFFAI. También pre-
sentaba un problema el último acróstico, pero menor y de más fácil solu-
ción: el verso 1065 tal como se edita, Remis quem ..., resulta de un cambio
en el orden de las palabras del texto que ofrecen los códices, Quem re-
mis ... Sobre estos acrósticos puede consultarse R. S. KILPATRICK, «The
Ilias Latina Acrostic: a Milder Remedy)), Latomus 51 (1992), 857-859.
H. SCHENKL, «Zur Ilias Latina des Italicus)), Wiener Studien XII
(1890), 317-318.
ción griega hallada en la ciudad Licia de Tlos: un alto fun-
cionario de la administración -clarisimus en el epígrafe
anterior- que, empezando su carrera con la quaestura bajo
Vespasiano y tras distinguirse en la expedición de Domicia-
no contra los germanos en el 83, fue gobernador en Licia en
el 85, llegando a ser en el 90 cónsul suffectus '.
Nuestro autor, que habría nacido en torno al 45 d. C.,
debió de componer esta su única obra en la juventud, alre-
dedor del año 65, posiblemente como un ejercicio escolar.
Apoyaría además tal identificación el análisis interno del
poema que permite datarlo en época de Nerón *. Bebio pudo
pertenecer, antes de iniciar su carrera política y militar, a
aquel círculo de jóvenes poetas de escasa fama que el empe-
rador, según testimonio de Tácito (Ann. XIV 16, l), había
reunido en tomo a sí, en una especie de cenáculo literario;
se puede recordar el interés que el propio emperador de-
mostró componiendo él mismo una obra, dentro del ciclo
troyano, que pudo alentar la Troiae halosis incluida en el
Satiricón, y quizás los Iliaca de