Ciencias Sociales, pregunta formulada por kevin649, hace 1 año

breve definición de antropología y sicología.

 ¿La originalidad del hombre debe buscarse en lo “zoológico”, en lo psicosocial o en  su evolución cultural? ¿Qué disciplinas u áreas del conocimiento se necesitan conocer,  en la difícil y compleja tarea de comprender al hombre en situación de trabajo? ¿Por qué?

Respuestas a la pregunta

Contestado por benjamin1018
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Las concepciones del hombre sufren la fragmentación de su objeto antropos causada por la visión especializada por compartimiento estancos enseñada por el paradigma científico. Así encontramos una dualidad para entender al hombre como un animal natural (estudiado por la biología humana y la antropología física) y un ente cultural (psico-socio-antropológico). Esta dualidad antitética hombre/animal, cultura/ naturaleza, tropieza con la evidencia. Es evidente que el hombre no está constituido por dos estratos superpuestos, uno bionatural y otro psicosocial, como también lo es que no hallamos en su interior ningún muro separador de su parte humana de su parte animal. Es indudable que cada hombre es una totalidad bio-psico-sociológica. A la luz de estos hechos, la antropología aislacionista se ve sometida a una serie de paradojas que es incapaz de superar. Si el homo sapiens surge de forma brusca totalmente pertrechado, es decir, dotado de todas sus potencialidades ¿de dónde sale entonces? Si el ser biológico del hombre es concebido, no como productor, sino como materia prima que informa la cultura, entonces, ¿de dónde surge la cultura? Si el hombre vive en un marco cultural sin dejar por ello de pertenecer a la naturaleza, ¿cómo puede a un mismo tiempo ser antinatural y natural? ¿Cómo es posible dar una explicación del hombre a partir de una teoría que tan sólo hace referencia a su aspecto antinatural?


La antropología se cuida muy bien de dejar al margen tales problemas y, como sucede muy a menudo, rechaza lo inexplicable como insignificante hasta conseguir que la cuestión planteada se desvanezca y se esfume definitivamente de nuestro campo de percepción. Sin embargo, es necesario indicar que dentro de la primera mitad del presente siglo ha permanecido inexplicable incluso para la biología la relación hombre/naturaleza, y que su impotencia para resolver el problema da cuenta, no ciertamente de la postura de la antropología frente a la cuestión, sino de su propia incapacidad de análisis. En efecto, la ciencia biológica no podía proporcionar a la ciencia del hombre ni un marco de referencia adecuado ni los medios para establecer sólidos vínculos bioantropológicos.


Como mínimo, hasta comienzos de la década de los 50, se concebía la vida como una cualidad original propia de los organismos vivos. La biología se negaba a vincularse demasiado sólidamente con un universo físico-químico al que rehusaba verse reducida; se negaba a insertarse en el marco del fenómeno social que, si bien ampliamente extendido en el reino animal, e incluso en el vegetal, no era considerado, a falta de conceptos y enfoques metodológicos adecuados, más que bajo la forma de vagas similitudes. Las sociedades de abejas y hormigas, con una evidente y alambicada organización, eran relegadas a la categoría de casos excepcionales, y en modo alguno se las consideraba como signos de una sociabilidad profundamente inscrita en el universo vivo. Finalmente, la biología se negaba a considerar todas aquellas cualidades o facultades que traspasaran el marco estrictamente fisiológico, es decir, todo lo que en los seres vivos es comunicación, conocimiento, inteligencia.


Así pues, la biología se había confinado voluntariamente en el biologismo, o lo que es lo mismo, en una concepción de la vida cerrada sobre el organismo. De forma similar, la antropología se refugiaba en el antropologismo, es decir, en una concepción insular del hombre. Cada una de estas ramas del conocimiento parecía tener como objeto una sustancia propia, original. La vida parecía ignorar la materia físico-química; la sociedad, los fenómenos superiores. El hombre parecía ignorar la vida. En consecuencia, el mundo parecía estar compuesto por tres estratos superpuestos y aislados entre sí: Hombre-Cultura /Vida Naturaleza/Fìsica-Quìmica.

 

El nuevo paradigma de la antropología fundamental pide una reestructuración de la configuración general del saber. Se trata de bastante más que del establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales entre las diversas disciplinas, lo que no haría más que confirmarlas en su soberanía. Se trata de un replanteamiento del principio de disciplinas que fragmentan el objeto complejo, el cual está constituido esencialmente por interrelaciones, interacciones, interferencias, complementariedades y oposiciones entre sus diferentes elementos constitutivos, cada uno de los cuales se halla prisionero de una determinada disciplina. Para que exista una verdadera interdisciplinariedad, es necesario contar con disciplinas articuladas y abiertas sobre los fenómenos complejos, además de una metodología ad hoc. También se hace imprescindible una teoría -un pensamiento- transdisciplinaria que se esfuerce por  abrazar el objeto científico, el único objeto científico, continuo y discontinuo a un mismo tiempo: la Physís.


kevin649: gracias maestro
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