Blanco y el mundo de los colores
Érase una vez y mentira no es, que, en un lugar muy lejano, existía El Mundo de los Colores. Sus habitantes vivían en diferentes casas, unas de corcho, otras de papel de aluminio... Todos los días se levantaban para ir a trabajar, durante la mañana se encargaban de hacer y pintar nuevos dibujos.
En este mundo vivían el Rosa, el Azul y el Amarillo, que tenían una de las tareas más importantes: crear nuevos colores. Si el Rosa y el Azul se dan un abrazo crean el Morado, el Azul y el Amarillo forman el Verde y el Amarillo y el Rosa hacen el Naranja. Estos colores convertían una triste hoja vacía en asombrosas creaciones.
Apartado y olvidado por todos vivía el color Blanco. Con el paso del tiempo los demás colores se dieron cuenta de que era diferente porque no podía pintar como los demás.
Un día, Blanco quiso ir a pintar con sus compañeros, así que fue con ellos para crear un nuevo dibujo. Rosa, Azul y Amarillo se quedaron extrañados al verlo allí, pero no dijeron nada. Mientras estos tres colores trabajaban juntos, Blanco intentó ayudarlos. Al querer pintar en la hoja blanca, borró sin querer una parte del dibujo que estaban haciendo.
En este momento Blanco se dio cuenta de por qué nunca le dejaban pintar.
Se puso muy triste al ver que nunca podría dibujar como ellos.
De camino a su casa de papel se encontró a Negro, el sabio de El Mundo de los Colores, que le escuchó llorar y se acercó a él. Blanco le explicó lo que había ocurrido. Negro le contó que cuando era pequeño se sentía igual que él, porque en vez de pintar, tapaba los dibujos de sus compañeros, pero se dio cuenta de que podía ayudar de otra manera, creando colores más oscuros, al juntarse con los demás.
Al día siguiente a Negro se le ocurrió una idea, así que llamó a los demás colores para poder ayudar a Blanco.
Cuando llegó la hora de trabajar, los cuatro comenzaron a pintar toda la hoja blanca con sus colores, como había dicho Negro. Al terminar llamaron a Blanco y le enseñaron lo que habían hecho. Blanco intentó pintar de nuevo y se dio cuenta de que ahora si que podía pintar como los demás.
Felices por poder ahora pintar todos juntos, Blanco abrazó a Negro para darle las gracias y, al juntarse, vieron que habían creado un color más claro, el Gris. Blanco siguió abrazando a los demás, descubriendo que podía crear nuevos colores. Todos juntos hicieron el dibujo más bonito que habían hecho hasta ahora.
Aquí se acabó el cuento, como me lo contaron te lo cuento.
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El protagonista del cuento de una persona que se despierta hecho un lío con las emociones y, gracias a la ayuda de una niña, consigue poner un poco de orden y aclarar sus sentimientos.
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