biografía de la historia se repite
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
“Cómo te enfrentas a un vecino tan poderoso y permanentemente amenazante como Estados Unidos, sino es induciendo, forzando, buscando una homogeneidad, una identidad nacional”.
Como si en lugar de hablar del ambiente y contexto que se vivió en el Siglo XIX, hablara del México de hoy, el doctor Arturo Camacho Becerra, profesor investigador en el Departamento de Historia del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), refirió parte de los contenidos del libro de texto “Itinerario del Arte en Jalisco, Lecturas para su historia”, que coordinó.
“A través del arte podemos conocer que es entonces cuando surgen los retratos de tipos populares. Es muy curioso observar como el retrato sirve como una forma de afirmación de la individualidad, porque antes eras vasallo”.
El académico reseñó que aunque el Siglo XIX “es un siglo muy desdeñado por los historiadores, porque, lo dijo Enrique Krause, ‘es el siglo de los caudillos’; es el siglo de los conflictos, a mí me parece muy interesante porque es el siglo en que se induce la identidad nacional”.
Por tales motivos, “te vas a encontrar retratos que dicen: lo hizo el ciudadano fulanito. Es decir, había que dejarlo claro, remarcarlo, sobre todo en la primera mitad del XIX”.
Insistiendo en la importancia de la Historiografía del Arte, Camacho Becerra también comentó: “tenemos indicios de una vida cultural muy rica en la Guadalajara de 1720. Está documentada la existencia de la primera orquesta con 36 músicos dentro de la catedral, con una dotación nueva de instrumentos y 20 libros de coros mandados hacer expresamente y que tienen que ver con temas profanos, con Ovidio, con los latinos”.
Con un dejo de picardía, el especialista añadió que en ellos, “la armonía celestial se consigue con las nueve musas más el espíritu santo. Ese cruce de lo sacro y lo profano ahí se da”, precisando empero que “son cosas que no hemos estudiado a profundidad”.
Pese a la insuficiencia de investigación, los datos hasta ahora recabados, permiten suponer que la denominada “mochería tapatía” o el conservadurismo en la sociedad, se manifestaría después.
“A mediados del Siglo XVIII tenemos una sociedad más abierta. El Coliseo de Comedias dice que la sociedad no puede vivir sin ocio, es decir, que postulan el concepto moderno del ocio. Decían que era de pueblos civilizados educarse y ver reflejados sus problemas en el teatro”.
Como un rasgo que al parecer destaca a los jaliscienses, su espíritu creativo y en favor de las artes, el investigador nacional Nivel I, comentó: “algo que siempre me gusta destacar, es que el Teatro Degollado se construye entre dos guerras, la de Reforma y la intervención francesa”.
“Mientras el país está en guerra, aquí se apuesta por construir un teatro y esa visión la dejan plasmada en el mural, cuyo mensaje es muy claro porque dice que los valores de la república están por encima de los intereses de las facciones. Por encima de todo están los intereses de la sociedad, basados en valores cívicos, morales y éticos”.
Y concluye: “los artistas, ahí mismo pusieron: tenemos que recoger los lienzos, porque están sonando los cañones. Termina la Guerra de Reforma y empieza la intervención francesa”
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