Biografía de Hugo Chávez Frías
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Hugo Chávez
(Hugo Chávez Frías; Sabaneta de Barinas, 1954 - Caracas, 2013) Militar y político venezolano que fue presidente de Venezuela desde 1999 hasta su fallecimiento en 2013. La influencia de este político acusado a menudo de populista trascendió las fronteras de su país al propiciar el surgimiento en Latinoamérica de una nueva hornada de dirigentes de izquierdas, opuestos como él al neoliberalismo económico y a las injerencias estadounidenses y preocupados por las clases más desfavorecidas y las minorías indígenas.
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El presidente venezolano Hugo Chávez (1954-2013) fue en este comienzo de centuria el estadista más famoso y polémico de América así como uno de los más activos e influyentes de la escena internacional, donde sus iniciativas alternativas impulsaron el paradigma multipolar. Bajo las banderas de la Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI, su Gobierno, de rasgos autocráticos al predominar el personalismo y una cadena de mando vertical, pero al mismo tiempo democráticos porque gozaba de una legitimidad electoral incontestable, sometió a Venezuela a profundas transformaciones en todos los ámbitos.
Desde su subida al poder en 1999, Chávez suscitó querencias y aversiones casi sin medias tintas: la mayoría de los venezolanos le adoraban o le detestaban de un modo visceral. El mandatario se movió a gusto en una dialéctica nacional de polarización de fuerzas que casi siempre inclinó a su favor. El resultado de esta singular jefatura estatal ha sido un modelo lleno de claroscuros en el que el debate sobre cuánto ha ganado o ha perdido el país sudamericano en calidad democrática, desarrollo económico y bienestar social no puede ignorar dos premisas básicas del sistema chavista, a saber: que este ha girado absolutamente en torno a la figura abrumadora de su fundador y líder, y que, energías humanas aparte, la savia que lo vitaliza es el petróleo, concretamente el petróleo caro. Si fallara uno u otro soporte (o los dos), el futuro de la República Bolivariana de Venezuela como articulación institucional y jurídica de una ideología y como actor internacional disidente podría quedar en entredicho.
Luego de cumplir 13 años en el poder y recién recuperado, aseguraba -para escepticismo de casi todo el mundo-, de una delicada batalla personal contra el cáncer, el Comandante de la boina roja libró en octubre de 2012 su enésima contienda política, las elecciones presidenciales que, coronando un abultado palmarés de victorias, le permitirían renovar en el Palacio de Miraflores hasta 2019. A diferencia de las anteriores, las elecciones para el cuarto mandato consecutivo, tercero de seis años, no tenían el resultado cantado de antemano, pero el líder venezolano, cómodo triunfador sobre su adversario de la oposición, Henrique Capriles, zanjó la cuestión de si había alguien capaz de doblegarle en un cara a cara electoral. Tras esta exhibición de fuerza democrática, Chávez experimentó una grave recaída en su enfermedad. No pudo jurar el cago y el 5 de marzo de 2013 falleció en Caracas a los 58 años de edad, siendo sucedido por su heredero designado. Nicolás Maduro, hasta entonces vicepresidente ejecutivo.
Desde su subida al poder en 1999, Chávez suscitó querencias y aversiones casi sin medias tintas: la mayoría de los venezolanos le adoraban o le detestaban de un modo visceral. El mandatario se movió a gusto en una dialéctica nacional de polarización de fuerzas que casi siempre inclinó a su favor. El resultado de esta singular jefatura estatal ha sido un modelo lleno de claroscuros en el que el debate sobre cuánto ha ganado o ha perdido el país sudamericano en calidad democrática, desarrollo económico y bienestar social no puede ignorar dos premisas básicas del sistema chavista, a saber: que este ha girado absolutamente en torno a la figura abrumadora de su fundador y líder, y que, energías humanas aparte, la savia que lo vitaliza es el petróleo, concretamente el petróleo caro. Si fallara uno u otro soporte (o los dos), el futuro de la República Bolivariana de Venezuela como articulación institucional y jurídica de una ideología y como actor internacional disidente podría quedar en entredicho.
Luego de cumplir 13 años en el poder y recién recuperado, aseguraba -para escepticismo de casi todo el mundo-, de una delicada batalla personal contra el cáncer, el Comandante de la boina roja libró en octubre de 2012 su enésima contienda política, las elecciones presidenciales que, coronando un abultado palmarés de victorias, le permitirían renovar en el Palacio de Miraflores hasta 2019. A diferencia de las anteriores, las elecciones para el cuarto mandato consecutivo, tercero de seis años, no tenían el resultado cantado de antemano, pero el líder venezolano, cómodo triunfador sobre su adversario de la oposición, Henrique Capriles, zanjó la cuestión de si había alguien capaz de doblegarle en un cara a cara electoral. Tras esta exhibición de fuerza democrática, Chávez experimentó una grave recaída en su enfermedad. No pudo jurar el cago y el 5 de marzo de 2013 falleció en Caracas a los 58 años de edad, siendo sucedido por su heredero designado. Nicolás Maduro, hasta entonces vicepresidente ejecutivo.
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