bienes y servicios que produce el Estado de Argentina
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La economía de Argentina es la segunda más grande de América del Sur, solo superada por Brasil en marzo de 2016.[1] Junto con este, son los únicos países sudamericanos en integrar el G-20, que reúne a las economías más grandes, ricas e industrializadas del planeta. Argentina cuenta con grandes recursos naturales y se beneficia de ello —especialmente de sus extensas llanuras de tierras fértiles—,[2] tiene un sector orientado a la explotación y exportación agrícola de avanzada tecnología,[3] considerable desarrollo de su industria nuclear[4][5] y satelital,[6] una base industrial diversificada sustitutiva de importaciones,[7] un desarrollo científico-tecnológico considerable por no tratarse de un país desarrollado,[8] y una población alfabetizada virtualmente en su totalidad,[9][10][11][12] con una considerable tasa de afiliación sindical.[13][14]
A principios del siglo XX, la Argentina era uno de los países con mejores perspectivas,[15] pero al mismo tiempo representaban poco menos de la mitad de los de Australia y Estados Unidos.[16] sin embargo entre 1974 y 2002, varias depresiones económicas afectaron su desenvolvimiento.[17] En el año 2016, el Banco Mundial calificó a la Argentina como una economía de ingresos medios.[18] En ese mismo año, el país tenía una renta per cápita de más de 16 000 dólares estadounidenses en paridad de poder adquisitivo (PPA).
Según un informe anual de la ONU sobre el Desarrollo Humano para el año 2016, Argentina es la cuarta nación iberoamericana con más alto índice de desarrollo humano detrás de España, Chile y Portugal, y por delante de Uruguay.[19]
Es uno de los mayores productores de soja del mundo, después de los Estados Unidos y Brasil, con 48 millones de toneladas en el año 2011.[20] El país es uno de los mayores exportadores de carne en el mundo y su producción se ha reconocido numerosas veces como la de mejor calidad. Es el primer productor mundial de girasol, yerba mate, limones y aceite de soja, segundo en miel y manzanas, el más grande productor de trigo y lana[21] en Latinoamérica,[22] entre otros cultivos. Es el mayor productor de vino en América Latina, quinto en el mundo y el principal productor de biodiésel a nivel global.[23] A nivel continental, en 2014 se encontraba en cuarto lugar en producción de petróleo (después de Brasil, Venezuela y Colombia)[24] y posee la tercera reserva de gas más grande del planeta.[25] El Yacimiento Aguilar en Jujuy es la mayor concentración de minerales de plomo y cinc de Sudamérica y el Bajo de la Alumbrera en Catamarca es uno de los yacimientos para la extracción más grandes de oro y cobre en América Latina, siendo la Argentina el décimo tercer mayor productor de oro del mundo.[26] Argentina es el más importante productor de software de Sudamérica y ocupa el segundo puesto en cuanto a fabricación de autopartes, después de Brasil.[27]
El país mantiene una deuda externa de aproximadamente 120 000 millones de dólares (2009), equivalente al 38,7% del PIB. El monto de la misma se debe principalmente a las operaciones realizadas durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983),[28] período en el cual la deuda creció un 364% y a una toma masiva de préstamos externos durante los dos gobiernos sucesivos de Carlos Menem, debido a la política de dólar barato llevada adelante por la ley de convertibilidad.[29] En este último el crecimiento de la deuda fue del 123%. La relación entre el PIB y la deuda externa alcanzó su punto crítico en enero de 2002 cuando representó el 190% del PIB. Desde entonces una combinación de reducción de la deuda, moderación en la toma de nuevos créditos y aumento considerable del PIB, redujeron la deuda externa a poco menos del 41,5% del PIB.
La población argentina, en cierta forma, se encuentra acostumbrada a los altibajos que de vez en cuando afectan a la economía nacional. Sus ciudadanos saben cómo actuar frente a nuevas situaciones desfavorables que luego vuelven a retornar a la normalidad.[30] Diversas irregularidades en las estadísticas han propiciado que el Fondo Monetario Internacional, en una medida sin precedentes, haya recomendado suspender al país del derecho al voto y otros derechos relacionados dentro del organismo.[31][32]
En 2002 durante el momento más crítico de la crisis, los valores de pobreza estaban cercanos al 54% y los de desempleo del 21,5%. Durante los años siguientes estos indicadores sociales lograron reducirse muy considerablemente. En el país, los índices de indigencia y la pobreza se miden a partir de la información del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que realiza el INDEC a partir de la estimación de la Canasta Básica de Alimentos y la Canasta Básica Total.
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