beneficios del ferrocarril en las pequeñas industrias
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El impacto en las regiones [ir al índice]
Los resultados relativos a la unión regional a través del ferrocarril no son de ninguna manera uniformes, en algunos lugares su llegada fue muy negativa para la economía local, en otros por el contrario, coadyuvó a su desarrollo. En Sonora este adelanto tecnológico se consolidó como una palanca fundamental en el desarrollo porque sirvió de conector entre las zonas mineras y aquellas proveedoras de insumos agrícolas (Aldana, 2004).
Una experiencia industrial que ejemplifica el impacto del tren en la reanimación de la minería se puede apreciar en el flujo de insumos hacia la American Smelting and Refining Co, empresa que a través de sus plantas ubicadas en Monterrey, Aguascalientes, Chihuahua, Matehuala y Velardeña en Durango, aprovechó las vías ferroviarias para captar gran parte de la extracción de minerales extraídos de Zacatecas, Guanajuato, Hidalgo, México y Michoacán (Uribe, 2001). Creando verdaderas redes de producción entre los centros generadores de insumos y los espacios de transformación. En algunos casos, sin embargo, el ferrocarril empobreció la economía local, a pesar de las grandes promesas que se tenían para ampliar los mercados internos.
Un ejemplo del empobrecimiento de la economía local es lo que ocurrió en Nuevo León, las alcabalas y los altos costos de transportación habían cerrado el mercado doméstico. De esta forma, los productos estaban destinados ineludiblemente al consumo interno. El Gobierno local y los empresarios pusieron todas sus esperanzas en la llegada del Ferrocarril (1882) para revertir la situación, pero tales expectativas resultaron a la larga estar infundadas, ya que si bien el arribo de este nuevo medio de transporte promovió la apertura de restaurantes y hoteles, propios para la atención de viajeros, con estos también entraron a la región mercancías provenientes de Estados Unidos con unos precios más bajos y contra los cuales la industria local no pudo competir. De ahí que la apertura económica deseada no solamente no mejoró el desarrollo del mercado local, sino que más bien lo pauperizo (Mora-Torres, 2001).
Así por ejemplo, el estado de Nuevo León tenía realmente pocas mercancías que ofertar hacia a fuera: principalmente ganado, y algunos productos agrícolas. Los pocos beneficios que trajó el ferrocarril pronto se evaporaron. El estado no estaba preparado para la apertura hacia un mercado nacional e Internacional (Mora-Torres, 2001). Los artesanos, al no poder competir con los productos foráneos, emigraron hacia Estados Unidos o hacia otras partes del país. Los jornaleros dejaron las haciendas para trabajar en la construcción del ferrocarril atraídos por el mejor salario. Al terminar el trabajo, emigraron hacia otros puntos. De esta forma el estado entró en un proceso de estancamiento económico, donde la falta de mano de obra golpeó a la industria y por lo tanto al mercado.
Los casos anteriomente mostrados de Sonora y Nuevo León nos demuestran que el ferrocarril sólo pudo convertirse en un catalizador importante de la economía en la medida en que los mercados internos estuvieran preparados para hacer frente a las características de este nuevo medio de transporte. Este punto se podrá apreciar con más claridad en el caso de Jalisco.
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