Beneficios de la restribucion del imperio inca y de los aillus
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Ambos principios regularon la organización social y económica de la sociedad andina. Eran aplicados en todas las actividades y niveles sociales.
La reciprocidad
Consistía en el mutuo intercambio de bienes o servicios entre miembros de una comunidad o entre comunidades. Su práctica acentuaba el sentido comunitario entre sus participantes. Se desarrollaron dos tipos de reciprocidad:
Reciprocidad Asimétrica: Implica la negociación de jerarquía, una de las partes acumula riqueza, ya que recibe mas de lo da debido a su función o prestigio social.
Reciprocidad Simétrico: Se refiere al intercambio de bienes entre semejantes, es decir, entre miembros de la comunidad. En este caso lo recibido es lo semejante a lo dado.
La redistribución
A diferencia de la reciprocidad, la redistribución fue un principio regido por el Estado incaico o las autoridades locales. Para comprender esta idea es necesario recordar la importancia del trabajo en el Tahuantinsuyo como único generador de riqueza. Un territorio no vale nada si no hay una mano de obra que la trabaje; por eso la redistribución consistía en entregar (energía) al Estado a cambio de bienes que se distribuían a todos los ayllus. De esta manera se mantenía la estabilidad política y social en el imperio.
El Estado retribuía los trabajos de diversas maneras; por ejemplo, a los funcionario, militares y sacerdotes les brindaba alimentos y bienes por sus actividades en favor de la organización y expansión del Tahuantinsuyo.
Explicación:
El nuevo “ayllu post hacendal” se caracterizaría por ser “libre” por primera vez, sin tener un patrón por encima. Esta vez, este “ayllu libre” se encuentra “solo” frente al mercado. En adelante ya no existe un personaje por encima de ellos encargado de organizarlos para la producción y para la emisión de impuestos. El “nuevo ayllu libre” o ”cuarto tipo de ayllu” se organiza ahora solo y se presenta solo ante el mercado. En adelante, los campesinos se organizan individual o colectivamente en “ayni”, en “minc’a” para la producción y se presentan individualmente ante el mercado, es decir, ante los precios y los intermediarios. El nuevo “curaca” es ahora solo un campesino más, solo un representante de los demás, ya no de carácter permanente sino “rotativo”. Este curaca o representante acepta ejercer el cargo de representante pero solo por un periodo, por “obligación”, ante los costos y sacrificios que significa el ejercicio no remunerado de esta responsabilidad