Bajo el sol abrasador al pobre asno se le doblaron las patas como si fueran de gelatina. – ¡Ayuda… ayuda… por favor! Fueron sus últimas palabras antes de derrumbarse sobre la hierba. ¡Blooom! El dueño, hasta ese momento ajeno a todo lo que ocurría tras de sí, escuchó el ruido sordo que hizo el animal al caer. Asustado se giró y vio al burro inmóvil, tirado con la panza hacia arriba y la lengua fuera. – ¡Oh, no, mi querido burro se ha desplomado!… ¡Pobre animal! Tengo que llevarlo a la granja y avisar a un veterinario lo antes posible, pero ¿cómo puedo hacerlo? Hecho un manojo de nervios miró a su alrededor y detuvo la mirada sobre el caballo. – ¡Ahora que lo pienso te tengo a ti! Tú serás quien me ayude en esta difícil situación. ¡Venga, no perdamos tiempo, agáchate! El desconcertado caballo obedeció y se tumbó en el suelo. Entonces, el hombre colocó sobre su lomo los dos sacos de harina, y seguidamente arrastró al burro para acomodarlo también sobre la montura. Cuando tuvo todo bien atado le dio unas palmaditas cariñosas en el cuello. – ¡Ya puedes ponerte en pie! El animal puso cara de pánico ante lo que se avecinaba. – Sí, ya sé que es muchísimo peso para ti, pero si queremos salvar a nuestro amigo solo podemos hacerlo de esta manera. ¡Prometo que te recompensaré con una buena ración de forraje! El caballo soltó un relincho que sonó a quejido, pero de nada sirvió. Le gustara o no, debía realizar la ruta de regreso a casa con un cargamento descomunal sobre la espalda. Gracias a la rápida decisión del molinero llegaron a tiempo de que el veterinario pudiera reanimar al burro y dejarlo como nuevo en pocas horas. El caballo, por el contrario, se quedó tan hecho polvo, tan dolorido y tan débil, que tardó tres semanas en recuperarse. Un tiempo muy duro en el que también lo pasó mal a nivel emocional porque se sentía muy culpable. Tumbado sobre el heno del establo lloriqueaba y repetía sin parar: – Por mi mal comportamiento casi pierdo al mejor amigo que tengo… ¿Cómo he podido portarme así con él?… ¡Tenía que haberle ayudado!… ¡Tenía que haberle ayudado desde el principio! Por eso, cuando se reunieron de nuevo, con mucha humildad le pidió perdón y le prometió que jamás volvería a suceder. El burro, que era un buenazo y le quería con locura, aceptó las disculpas y lo abrazó más fuerte que nunca. Moraleja: Esta fábula nos enseña lo importante que es cuidar, respetar y acompañar a las personas que amamos no solo en los buenos tiempos, sino también cuando atraviesan un mal momento en su vida. No olvides nunca el sabio refrán español: ‘Hoy por ti, mañana por mí’. 1. ¿Crees que la moraleja es lo único que se puede aprender de la fábula? 2. Justifica tu respuesta 3. ¿Qué otras enseñanzas se pueden sacar de ella? 4. ¿Piensas que la historia de esta fábula encierra la igualdad? ¿Por qué´? 4. ¿Podrías decir que en la fábula hay igualdad o desigualdad en el trato de los protagonistas? 5. Justifica tu respuesta 6. ¿En tu familia se ven algunas o muchas situaciones de desigualdad? 7. Relata alguna 8. ¿O, por el contrario, existe mucha igualdad? 9. Explica tu respuesta. 10. ¿Crees que en la fábula puede haber un dilema moral? ¿Por qué? es de ciencias pero pondre historia
Respuestas a la pregunta
Contestado por
2
1.¿Crees que la moraleja es lo único que se puede aprender de la fábula?
R/ si
¿Crees que la moraleja es lo único que se puede aprender de la fábula?
R/ hay que respetar a otras personas
4. ¿Piensas que la historia de esta fábula encierra la igualdad? ¿Por qué
R/no porque son diferentes especies
Podrías decir que en la fábula hay igualdad o desigualdad en el trato de los protagonistas?
r/no
6. ¿En tu familia se ven algunas o muchas situaciones de desigualdad?
R/ esto respondelo tu
¿Crees que en la fábula puede haber un dilema moral? ¿Por qué?
R/no ya que se preocupaban por el otro
espero la parte 3
elp4rro:
deme like :3
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